Llega la mañana. Nos sentimos útiles. Todo irá como debe. Somos estupendos. Es bueno recordarlo para fortalecernos en los albores de la jornada.
Pensemos en todo lo que hay por hacer, hoy y todos los días. Rescatemos lo más bonito de la memoria y ensalcemos las labores sencillas que nos hacen ser dichosos. Reclamemos la paz desde la esperanza.
Tengamos a flor de piel las benditas emociones que nos invitan a sentirnos vivos. Nos maravillaremos con cada ápice de la creación. Tenemos una inmensa suerte de estar aquí.
Nos debemos fomentar con destellos de querencia. Nos declaremos en las montañas que nos posibilitan la perfecta atalaya. Podemos mucho. Vamos formidablemente. Lo sentimos. Es genial que sea de esta guisa.
Pronostiquemos aspectos nobles y buenos, y éstos surgirán cuando menos lo esperemos. E incluso aguardándolos.
La aurora nos anuncia noticias óptimas. Son precursoras de lo que está por llegar. Todo lo maravilloso es factible. Queremos que lo sea.