Thierry Demaiziere y Alban Teurlai, documentalistas franceses que trabajan al alimón para la televisión desde hace una docena de años, se han interesado en esta ocasión por un interesante y generoso proyecto educativo en curso en el liceo parisino Turgot.
En un barrio residencial en el centro de París, el reputado liceo Turgot cuenta con 1400 alumnos, repartidos entre la enseñanza secundaria y superior. David Berillon profesor de EPS, educación física y deportiva y exbailarín, tuvo la idea de crear una sección de «hip hop», con el propósito de atraer a través de la música y de la danza a jóvenes en situación de fracaso escolar.
Durante un año Demaiziere y Teurlai han seguido la evolución de quince de esos jóvenes venidos de barrios populares y a menudo con graves problemas familiares. El proyecto consiste en ofrecerles la admisión en esa sección de Hip Hop a condición de que sigan los cursos normales de preparación al bachiller.
La película nos ofrece así un retrato realista y humano de esa juventud a la que la sociedad ofrece como único horizonte el consumo a ultranza en un mundo en plena fractura social. Pero retrato también de esos profesores implicados al cien por cien en esa original experiencia educativa.
Charlotte, adolescente de origen africano adoptada en Francia, no sabe cuál es su fecha de nacimiento y se siente ignorada por los prejuicios racistas que la rodean. Erwan ha crecido junto a una madre alcohólica y violenta, «la persona que más amo y detesto al mismo tiempo», experiencia vital determinante en su rabia interior que desahoga con la danza.
Michelle, también de origen africano, tiene la impresión de que nadie se interesa en ella y Nathanael es la oveja negra de la banda, con dificultades de expresión y con graves problemas de puntualidad y asiduidad a los cursos.
Los testimonios de esos quince jóvenes, sobre su dificultad para integrarse en el medio escolar, van construyendo poco a poco verdaderos personajes en esta película documental en la que vamos a asistir a su transformación.
Para los profesores el desafío y la apuesta es doble, por una parte, favorecer la diversidad social con la llegada de esos jóvenes nacidos a menudo de padres emigrantes. Por otra parte, intentar romper la espiral del fracaso escolar con el aliciente de la danza. El hip hop y sus battles, simbólicas y pacíficas batallas artísticas, el espíritu de competición y de respeto mutuo más allá de sus orígenes sociales, son utilizados aquí como terapia educativa.
La película debía llamarse en un primer momento «Deter», abreviación de determinación, como expresión de la voluntad y determinación de sus jóvenes personajes. Finalmente «Allons enfants» es finalmente el título escogido por sus autores, inspirado en esa versión hip hop de la marsellesa, para esta inmersión en un liceo atípico y en un proyecto educativo que merecería ser generalizado en todo el país.
«Allons enfants» es un documental generoso y humanista, un proyecto educativo que es por desgracia una excepción a la regla general de la crisis actual en el seno de la escuela pública. Las sucesivas políticas neoliberales favorables a la escuela privada, y la reducción de medios financieros y humanos dedicados a la Escuela pública en Francia, es hoy inquietante.
El tema de «Allons enfants» y su brillante realización ha dado en todo caso buenas ideas a otros guionistas para transformarla en ficción. Una película titulada «Turgot» se prepara ya, el rodaje está previsto en el mes de octubre y será dirigida por Mohamed Hamidi, cineasta franco argelino, autor de películas como «La vaca» (2016) o «Hasta aquí todo va bien» (2019). Otros piensan ya en transformar la idea en una serie para la televisión estilo «Fama».