Crisis energética: ¿nuevos horizontes de consumo?

Iniciada ya hace muchos años por la explotación abusiva de recursos y el consumo irresponsable, e incrementada hoy en Europa con las consecuencias de la guerra en Ucrania, la crisis energética es una realidad a la cual se le debe hacer frente, no solo desde los organismos oficiales, sino también desde los mismos hogares.

Y esto es algo que el consumidor ya vislumbra y que marca de alguna manera nuevos horizontes de consumo que, si existe el compromiso del usuario, desembarcarán en soluciones a mediano plazo.

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El consumo sostenible y emergente ante la crisis energética

El cambio de hábito (mucho más responsable) de los consumidores, provocados por la crisis energética y ambiental, ha disparado por ejemplo el boom del consumo de la ropa como vestidos grandes con tejidos de alta calidad. Esta es la respuesta de las fábricas textiles a la exigencia de los clientes. Se buscan prendas duraderas a largo plazo, más que prendas baratas, pero que hay que reemplazar constantemente por su baja calidad.

Otra industria que sin dudas ha sido modificada por la crisis energética y el cambio de conciencia del usuario, es la industria automotriz. Hoy podemos encontrar una oferta más amplia de coches eléctricos o híbridos, que responden a la problemática de la escases de los recursos fósiles, pero a la vez, contribuyen a disminuir la huella de carbono y la contaminación ambiental.

¿Por qué influye el consumo en la solución o no de la crisis energética?

Recordemos que comprar determinado producto, equivale a apoyar o no un modo de producción y un modo de comercialización.

Siempre que existe una demanda, la industria responde, tanto la producción textil como automotriz mencionadas son ejemplos de ello. Por lo tanto, si la demanda (el consumidor) exige determinadas condiciones para adquirir un producto o servicio, las empresas se abocan a satisfacer esas exigencias en pos de mantener o aumentar sus ventas.

Entre las diferentes nuevas formas de consumo derivadas de la crisis energética global, se encuentran:

  • El consumo local, que evita el gasto energético del transporte.
  • El consumo Bio (orgánico) que también promueve la producción sostenible.
  • La compra de productos de segunda mano, lo cual ayuda a reciclar.
  • El optar por productos reutilizables por encima de los descartables, ya que se necesita energía a la hora de destruir los residuos.
  • La elección de productos sostenibles y, por consiguiente, la limitación de la compra de productos fabricados con recursos no renovables.
  • El evitar comprar productos fabricados por empresas que perjudican a las especies animales o vegetales (cruelty free).
  • El uso del transporte sostenible, ya sea en vehículos eléctricos o sin motor, como la bicicleta.
  • El hecho de promover la limitación de los envases (utilizando bolsas reutilizables para hacer la compra o adquiriendo productos a granel) y preferir los bioplásticos.
  • La elección de electrodomésticos y luminaria eficiente.

Conclusiones

Sin lugar a dudas, la crisis energética va de la mano con la crisis ambiental y tanto desde las medidas de los organismos oficiales, como a través de las preferencias y decisiones del consumidor, asoman en el horizonte nuevos hábitos de consumo a los que las empresas y las diferentes industrias tendrán que responder.

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