Nueva ola de inmigración en Italia

Después de la emergencia humanitaria del norte de África en 2011, Italia vuelve a experimentar un aumento en las llegadas de inmigrantes, especialmente de solicitantes de asilo, informa Silvia Giannelli (IPS) desde Roma.

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Según el informe más reciente de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) sobre tendencias de asilo, la Primavera Árabe en el norte de África hizo que se triplicaran las peticiones de asilo en 2011. Ese año, la cifra llegó a 34.100 e Italia se convirtió en el cuarto mayor receptor entre 44 países industrializados. Pero en 2012 la cantidad se redujo mucho.

No obstante, las crisis en Egipto y en Siria pueden conducir ahora a otra emergencia, que Italia, como una de las principales puertas de entrada a Europa, tendrá que enfrentar. La cantidad de embarcaciones que llegan a las costas del sur italiano va en aumento, y ya ha superado al total de 2012.

Según una estimación de Acnur, más de 18.000 personas han llegado por esa vía este año. Muchas de ellas proceden de Siria: por lo menos 250 de esa nacionalidad arribaron en apenas dos días, el 23 y el 24 de agosto. Italia recibió 15.700 solicitudes de asilo en 2012.

Tal escenario representa un complejo desafío para el ya débil sistema italiano de recepción de inmigrantes, al que afluyeron unas 60.000 personas en situación de emergencia en 2011.  Las primeras víctimas de estas crisis suelen ser los propios solicitantes de asilo, a quienes el gobierno no es capaz de garantizarles sus derechos básicos.

Según Valeria Carlini, portavoz del Consejo Italiano de Refugiados, «el sistema CARA (de centros dedicados a recibir solicitantes de asilo apenas llegan) ya está colapsando».

«En estos grandes centros, algunos de los cuales pueden albergar a hasta 1.800 personas, los solicitantes de asilo deberían permanecer no más de 35 días, que es también el límite para completar el procedimiento de asilo. La verdad es que el proceso puede insumir hasta ocho meses», indicó.

Las estructuras para el segundo nivel de recepción, el Sistema de Protección para Solicitantes de Asilo y Refugiados (SPRAR, por sus siglas en italiano), aumentaron este año su capacidad de 3.700 a 5.000, «lo que claramente no alcanza para afrontar la necesidad de todos los refugiados que Italia recibe», dijo Carlini a IPS.

«Según una ley de 2005, cuando el sistema no es capaz de brindar al solicitante de asilo una solución de alojamiento, las prefecturas están obligadas a garantizarle a esta persona un pago por día (para cubrir esa necesidad). Desde que se aprobó la ley, nunca vimos que ninguna prefectura otorgara este dinero», agregó.

«En ciudades como Roma, donde el sistema está más congestionado, los solicitantes de asilo terminan viviendo literalmente en las calles», señaló.

Invertir en el SPRAR no ha sido una prioridad para Italia. Giovanni Cervioni, de la asociación local Filo D’Arianna, fue responsable de un proyecto de recepción de inmigrantes en la noroccidental región de Toscana durante la emergencia de 2011 en el norte de África.

«Lo más absurdo durante ese tiempo fue ver cómo una enorme cantidad de dinero público se gastaba en crear un nuevo plan de emergencia sin coordinación ni pautas nacionales, en vez de financiar una estructura, el SPRAR, que ya existía y estaba funcionando pese a sus escasos recursos», agregó.

Según Cervioni, el plan de emergencia simplemente consistió en entregar hasta 46 euros (unos 60 dólares) diarios por solicitante de asilo a todo individuo o asociación que pudiera y estuviera dispuesta a alojarlos, convirtiéndose en un negocio temporario para operadores del sector hotelero.

«En esencia, el objetivo era mantener a esas personas durante el tiempo requerido para darles un permiso que fuera aceptado en las fronteras de la Unión Europea (UE) y luego liberar la estructura y dejarlos ir a donde quisieran», explicó Cervioni a IPS.

Maria De Donato, del Departamento Legal del Consejo Italiano de Refugiados, reveló detalles más graves sobre el manejo de los inmigrantes en el país. Acnur, la Organización Internacional para las Migraciones y Save the Children dijeron que a migrantes egipcios y tunecinos se los detiene y luego se los expulsa de Italia, simplemente a causa de su nacionalidad.

«Esto viene ocurriendo desde hace meses, y tenemos motivos para creer que es un procedimiento ilegal: a su llegada, los migrantes egipcios y tunecinos son detenidos sin posibilidad de comunicarse con el exterior, y luego son repatriados tras algunos días o semanas», dijo De Donato a IPS.

Es improbable que estas personas tengan la posibilidad de solicitar asilo, lo que terminaría siendo una seria violación a sus derechos.

«Creemos que este es un caso de expulsión colectiva, lo que claramente está prohibido por el Artículo 19 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE», dijo De Donato.

Según Cervioni, el plan especial para atender la llegada de personas del norte de África finalizó en febrero de este año, y ahora se está «en las mismas condiciones que antes de la emergencia».

«Estamos volviendo a ver una consistente cantidad de llegadas, y volvemos al punto de inicio, solo que esta vez dudo que el gobierno pueda darse el lujo de gastar tanto dinero otra vez», añadió.

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