Una pregunta que nos hacemos desde la infancia es qué vale el amor, o, dicho de otro modo, cuál es, o sería, el peso del amor. No es fácil responder, pues se trata de un intangible.
No hemos de esperar a que se produzca una ausencia para demostrar, para demostrarnos, que el cariño y lo que nos aporta, la felicidad, son ese todo por el que luchamos, o debemos, incluso sin saberlo. En paralelo, para dar con una clave debemos conocer lo que buscamos.
Justifiquemos esta jornada, pues, dotándonos de la suficiente dosis de confianza en nosotros mismos, para fortalecernos, para aprovechar una nueva lección, y, cómo no, para compartir, para entregarnos, que en eso se sustenta el amor.
En este sentido, no importa el peso específico, que dirían los expertos, del cariño. Lo que es verdaderamente relevante es su extraordinaria capacidad para afrontar el día a día y para generarnos dichosos. Podríamos decir que su peso es infinito.
Además, si es verdadero, no nos equivocaremos.