François Hollande y Manuel Valls han sido los más recientes sepultureros del Partido Socialista Francés. Ahora es Olivier Faure, quien había salvado de la desaparición lo que quedaba de izquierdas en sus filas aliándose con el Nuevo Frente Popular en las últimas elecciones legislativas, quien acaba de firmar su acta de defunción al impedir junto con la extrema derecha el voto de la moción de censura al gobierno Bayrou/Macron presentado por la izquierda parlamentaria.
Esta es, a mi juicio de observador de la vida política francesa, «la trahison de trôp», la traición de más, no una traición más sino esa traición que marca la imposible marcha atrás en las maniobras oportunistas preelectorales a las que nos tiene acostumbrados el PSF.
Tras haber firmado el programa electoral del Nuevo Frente Popular y la candidatura de Lucie Castets como jefa de gobierno de la coalición ganadora en las últimas elecciones legislativas, Olvier Faure reniega de esa alianza y se propone como segunda muleta para impedir la caída del gobierno minoritarito e ilegitimo de François Bayrou, la última marioneta de la farsa antidemocrática de Emmanuel Macron. La primera muleta es evidentemente el RN de Marine Le Pen, que mantiene a Macron como la cuerda sostiene al ahorcado.
El gobierno Bayrou es algo así como «de perdidos al río», con personajes que cambian de cartera y de chaqueta como Gerald Darmanin (ultraderechista exministro del Interior), Elisabeth Borne (récord de mediocridad y servidumbre a Macron con el 49’3[1]), Bruno Retailleau, LR (los republicanos) allegado a la extrema derecha, o para colmo el oportunista Manuel Valls, quien fracasó en Francia y en Cataluña y vino de regreso pidiendo por caridad una limosnita ministerial al monarca.
Omito la lista completa de fieles macronistas que completan esa farsa denominada poder ejecutivo. Los mismos de antes que no han reconocido todavía su derrota en las urnas. Yo me atrevería decir los peores de todos y el último cartucho mojado de Macron.
Más que un gobierno, es una última provocación del reyezuelo Macron para ganar tiempo, privado de poder y rehén de una extrema derecha, el RN (ex Frente nacional) que espera el momento más oportuno para desalojarlo.
Por el momento, la ultraderecha que controla el calendario electoral con el apoyo tácito del poder económico neoliberal y de la millonaria prensa a su servicio ha decidido de jugar la carta del desgaste de esa manzana podrida.
Con un programa aún más derechista que el de Michel Barnier, su efímero predecesor, François Bayrou ha dicho no a cada una de las propuestas de Olivier Faure que intentaba dialogar con él. Bayrou advirtió que seguirá gobernando por decreto con el «49’3».
Humillado y sin haber obtenido nada el secretario general del PSF ha optado sin embargo por abandonar su alianza con la izquierda. Una traición de más que ningún elector de izquierdas olvidará en las próximas legislativas y presidenciales. Podrán cambiar las siglas o decir mañana lo contrario de lo que afirman hoy, pero no habrá olvido ni perdón electoral para los diputados que han rechazado la censura.
El voto de censura ha obtenido 131 votos de la izquierda parlamentaria, es decir con el apoyo de Francia Insumisa, ecologistas, comunistas y algunos socialistas disidentes. Era necesario el voto de 288 diputados para derrocar al gobierno.
El PSF de Olivier Faure ha optado por traicionar la lucha por la abrogación de la le ley sobre la jubilación y de la defensa del sistema de seguridad social y del hospital público al permitir la continuidad del macronismo.
El gran argumento de Faure para rechazar el voto de censura ha sido «mantener a Bayrou para evitar la victoria de la ultraderecha». Permitiendo la continuidad de Macron, el PSF alimenta en cambio esa maquinaria que desde hace siete años ha desplegado la alfombra roja a la normalización de los neofascistas en Francia, que gozan hoy de su propia y millonaria prensa gracias a Hollande y a Macron.
Faure se equivoca, Bayrou no impide la llegada de la extrema derecha, la extrema derecha ya está ahí en el gobierno y en el parlamento gracias a la irresponsable política de Emmanuel Macron.
EL PSF y el RN han decidido mantener ese gobierno enfermizo bajo perfusión. ¿Hasta cuándo? Tarde o temprano deberán rendir cuentas en las urnas. Hasta entonces solo la lucha social y sindical podrá aliviar las consecuencias para la población de esa reiterada política neoliberal en lo económico y neofascista en lo societal con su agresiva represión de toda oposición política, ecológica, social y cultural.
- 49’3 Artículo de la constitución que permite gobernar por decreto, sin voto del parlamento, pisoteando el normal funcionamiento del poder legislativo.
