El ejercicio del periodismo independiente en Honduras implica, para quienes lo practican, una constante exposición a la amenaza, la precariedad y el silenciamiento.
Así lo advierte el medio digital Reportar sin Miedo, que documenta las múltiples formas de violencia —directa e institucional— que enfrentan los profesionales que apuestan por contar la verdad en uno de los países más peligrosos del continente para la prensa.
Un entorno hostil para informar con libertad
Según Reportar sin Miedo, el periodismo independiente en Honduras sufre un «alto coste» no solo en términos económicos, sino también humanos.
Periodistas que investigan violaciones de derechos humanos, corrupción o violencia de género deben enfrentarse a un entorno hostil marcado por la inseguridad, la estigmatización y el abandono institucional.
«Ejercer el periodismo independiente en Honduras es un acto de valentía cotidiana», afirma Dunia Orellana, directora de Reportar sin Miedo, quien asegura que muchas personas periodistas trabajan sin contrato, sin seguro médico y bajo constante presión de poderes fácticos.
La impunidad generalizada —más del noventa por ciento de los crímenes contra periodistas siguen sin resolverse, según organismos internacionales— refuerza la sensación de vulnerabilidad.
Amenazas, despidos y autocensura
La violencia contra periodistas no se limita a las agresiones físicas. Las amenazas, los despidos arbitrarios, la vigilancia y las campañas de difamación en redes sociales forman parte de un patrón sistemático que busca silenciar a quienes cuestionan al poder político o económico.
El caso de los periodistas César Silva y Pablo Gerardo Matamoros, mencionados por Reportar sin Miedo, ilustra los mecanismos de acoso laboral y judicial que enfrentan los comunicadores.
A ello se suma la autocensura como estrategia de supervivencia. Muchos profesionales evitan cubrir determinados temas —como el narcotráfico, los abusos policiales o las redes de trata— por miedo a represalias.
Precariedad estructural y concentración mediática
La precariedad económica es otro de los grandes obstáculos. La mayoría de los medios comunitarios o independientes funcionan con recursos limitados, sin apoyo estatal y sin acceso equitativo a la publicidad institucional, que continúa usándose como instrumento de control.
La concentración de medios en manos de grupos empresariales afines al poder político agrava esta situación.
Según Reportar sin Miedo, este modelo «permite la manipulación del contenido informativo y margina las voces disidentes», contribuyendo a un ecosistema mediático en el que la pluralidad y la diversidad informativa están en peligro.
Mujeres periodistas: doble vulnerabilidad
Las mujeres periodistas sufren una doble carga. No solo enfrentan los mismos riesgos que sus colegas varones, sino que también son víctimas de acoso sexual, violencia de género y discriminación estructural.
«El acoso en redes, los comentarios machistas y la deslegitimación profesional son parte del día a día», señala la periodista hondureña Jennifer Ávila.
Desde Reportar sin Miedo, se insiste en la necesidad de abordar esta problemática con perspectiva de género, ofreciendo apoyo psicosocial y legal a las comunicadoras agredidas, así como impulsando protocolos de protección específicos.
Sin mecanismos eficaces de protección
A pesar de los compromisos internacionales asumidos por Honduras, el Estado sigue sin ofrecer garantías reales para proteger a los periodistas.
El Mecanismo de Protección para Defensores de Derechos Humanos, Periodistas, Comunicadores Sociales y Operadores de Justicia carece de presupuesto suficiente, de personal especializado y de una voluntad política clara para intervenir en los casos más graves.
Además, la criminalización del derecho a la protesta y las reformas legislativas que restringen la libertad de expresión —como la Ley de Ciberseguridad o la Ley de Secretos Oficiales— consolidan un marco jurídico regresivo: «La protección no puede depender del capricho de los gobiernos ni del clientelismo político», advierte Reportar sin Miedo.
La importancia de redes de apoyo y solidaridad
Ante este panorama, la articulación entre periodistas, organizaciones sociales y colectivos internacionales se vuelve imprescindible. Iniciativas como Reportar sin Miedo ofrecen no solo un espacio para la denuncia, sino también redes de solidaridad, acompañamiento jurídico y formación en seguridad digital y autoprotección.
Desde este medio se promueve una cobertura con enfoque de derechos humanos, interseccional y feminista, en contraposición a los discursos estigmatizantes que dominan el relato de los grandes conglomerados mediáticos.
Llamada a la comunidad internacional
La situación del periodismo independiente en Honduras requiere atención y apoyo internacional. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa o el Comité para la Protección de los Periodistas han emitido reiteradas alertas sobre el deterioro de la libertad de prensa en el país centroamericano.
Para Dunia Orellana, el papel de la comunidad internacional es clave: «Necesitamos que se escuchen nuestras voces, que se proteja a quienes arriesgan su vida por informar y que se presione a las autoridades para garantizar un entorno seguro y libre para la prensa».



