Su nombre viene del griego ανταρκτικός antarktikós, que significa opuesto al Ártico; con sus catorce millones de kilómetros cuadrados, casi todos cubiertos de hielo con espesor promedio de dos kilómetros, es el cuarto continente en tamaño y el más austral de la Tierra.
Está rodeado por el océano Antártico, sus primeros habitantes fueron gringos y noruegos que mataban a sus animales marinos sin piedad, y ahora viven ahí unas cinco mil personas en verano y menos en invierno.
Fue el último lugar en ser descubierto y en 1895 ocurrió el primer desembarco confirmado.
Su estatus internacional es único en el mundo porque, aunque muchas naciones lo han reclamado, no es de nadie.
Se rige por el Tratado Antártico firmado por doce países en 1959 y después por treinta y ocho, para impulsar la actividad pacífica y científica y prohibir la explotación de sus yacimientos de carbón, antimonio, cromo, oro, molibdeno, uranio, petróleo y diamantes.
Actualmente, 35 países tienen bases permanentes; Argentina es el que tiene más.
Casi no llueve, su flora son algas y bacterias y su fauna ballenas azules, orcas y pingüinos Adelaida, Emperador y Rey, que se alimentan del fitoplancton; y focas, morsas, elefantes y leones marinos, que comen calamares y crías ajenas recién nacidas.
Ya en el año 350 a. C. en su libro Meteorología, Aristóteles mencionaba una «región antártica» y un mapamundi grecorromano la suponía continuación del África.
En Chile la llaman Antártica y su doce región se llama «De Magallanes y de la Antártica Chilena», porque le fue incorporada como Terra Australis entre 1539 y 1555.
El 21 de julio de 1983 se registraron en la base soviética menos 83 grados; la temperatura más baja de la historia.
Desde 2004 hay una iglesia ortodoxa atendida por uno o dos sacerdotes y varias católicas.
De Punta Arenas, capital de la Región de Magallanes, salen cruceros y vuelos directos.
Y ahí estará el Centro Antártico Internacional administrado por el Instituto Antártico Chileno y la Universidad de Magallanes, donde más de quinientos científicos de todo el mundo estudiarán la actividad magnética, meteoritos formados a comienzos del sistema solar y asteroides procedentes de Marte que, por los grandes cráteres bajo la capa de hielo, se piensa que ahí impactaron.
Como su atmósfera es translúcida, hay observatorios astronómicos y como parte de su hielo es cristalino, hay un observatorio astrofísico.
Les doy estos datos, tomados algunos de Wikipedia, porque recientemente ha habido ahí interesantes novedades.
UNO: la BBC informó este 12 de agosto de que un equipo polaco encontró los restos del meteorólogo británico Dennis Bell; quien en julio de 1959. cuando tenía veinticinco años, cayó en una grieta de la isla Rey Jorge; sus compañeros intentaron salvarlo echándole una cuerda que logró asir, pero cayó de nuevo.
Y tras 66 años quedaron sus restos descubiertos porque el cambio climático derritió el glaciar; fueron identificados por el King’s College de Londres, que confirmó su compatibilidad con sus hermanos David y Valerie.
DOS: pingüinos de la especie Adelia que se agrupan en colonias de sesenta mil ejemplares, dejan un guano apestoso que científicos de la Universidad de Helsinki encabezados por Matthew Boyer, descubrieron libera un gas que reduce los efectos del cambio climático.
El hallazgo se dio en la Base Marambio, dependiente de Argentina, donde el viento sopla a cien kilómetros por hora y la temperatura es de menos sesenta grados.
Boyer explicó a Nature, información que retomó El País, que el guano contiene amoniaco, gas clave en la formación de nubes aislantes de la atmósfera.
TRES: este 9 de agosto se avisó que a principios de 2024 desapareció el submarino no tripulado Ran, tras descubrir estructuras desconocidas bajo la plataforma de hielo Dotson.
El sumergible exploraba desde 2022 y, por primera vez en la historia, la cavidad oculta entre el suelo marino y el hielo flotante.
Y cartografió formaciones en forma de lágrima, mesetas heladas y complejos patrones de erosión, que no encajan con los modelos actuales de fusión glaciar; y grandes diferencias de grosor entre la parte oriental y occidental, debidas a una corriente cálida y turbulenta formada por aguas del Pacífico y del Índico.
«Reveló una estructura mucho más compleja de lo que pensábamos», precisó Anna Wåhlin, profesora de física oceanográfica de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, y jefa de la investigación.
Dado que la comunicación entre los científicos y el Ran en tiempo real era imposible, se enteraron de su desaparición cuando no regresó al punto programado y dejó de emitir señales; lo que pudo ocurrir por encallamiento, falla mecánica o interferencia de alguna forma de vida marina.
CUATRO: investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, con la doctora Stephanie Wissel al frente del experimento ANITA (Antarctic Impulsive Transient Antenna), detectaron intensas señales de radio emitidas desde la profundidad del hielo.
«Es verdaderamente inquietante, porque pareciera que algo atravesara toda la Tierra para salir justo por el polo sur… podría cambiar lo que sabemos sobre el cosmos, porque lo que emerge de las profundidades de la Antártida, no es solo un pulso de radio: es una invitación al redescubrimiento de las fronteras invisibles del conocimiento».
Las hipótesis son complejas y para despejar incógnitas, el próximo diciembre lanzarán PUEO, sucesor de ANITA, de mayor sensibilidad.
CINCO: el 28 de junio El Mercurio informó de que autoridades chilenas detuvieron al gringo de origen chino Ethan Gou, de diecinueve años, por aterrizar ilegalmente en la base Eduardo Frei Montalvo, piloteando su avioneta Cessna.
Dijo ser «creador de contenido» que busca aterrizar en todos los continentes y obtener un millón de dólares, para investigación de cáncer infantil.
El fiscal de Magallanes lo arraigó noventa días, por presentar un plan de vuelo falso y violar el código aeronáutico antártico.
Y para poder irse, deberá pagar 30.000 dólares, le entregaran su avioneta «desarmada» y no podrá regresar a Chile en tres años.
