167.500 millones en trabajo doméstico sin remunerar en Andalucía

El trabajo doméstico sin remunerar en Andalucía tiene un valor de 167.500 millones de euros, cifra que está muy por encima del PIB andaluz generado por el trabajo remunerado, y de la que el 62,5% sería aportado por las mujeres.

trabajo-domestico 167.500 millones en trabajo doméstico sin remunerar en AndalucíaAsí lo ha manifestado la consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, María José Sánchez Rubio, en comisión parlamentaria, donde ha recordado las conclusiones del estudio ‘El trabajo de cuidados de mujeres y hombres en Andalucía. Medición y Valoración’, efectuado por el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) y el Departamento de Economía, Métodos Cuantitativos e Historia Económica de la Universidad Pablo de Olavide.

Esta investigación, basada en una encuesta a 1.500 personas, es el primer análisis que determina el valor económico del trabajo de cuidados (hogar y familia) que mujeres y hombres hacen para el sostenimiento de los hogares y el bienestar de la sociedad. Con ello, se pretende subrayar el valor, en impacto económico, del trabajo no remunerado que las mujeres desarrollan en su casa. En este sentido, la consejera ha manifestado que desde el Gobierno andaluz «entendemos que ponerle cifras a las horas de trabajo que se realizan en casa es una herramienta para solventar desequilibrios entre hombres y mujeres».

Según los datos del estudio, este trabajo no remunerado, valorado en 167.500 millones de euros, supone 18.500 millones más que el PIB andaluz en 2011 (año del estudio). El valor del trabajo en el hogar es, por tanto, superior al del trabajo remunerado (140.000 millones de euros en 2012).

Además, 105.800 millones de euros (el 62,5%) lo aportan las mujeres con las actividades que desarrollan en el hogar, frente a los 62.700 millones de euros que producen los hombres. Si traducimos estas cantidades a salarios, cada mujer hace, en el ámbito doméstico, un trabajo por valor de 30.237 euros al año. Mientras que, en los hombres, el trabajo doméstico supondría un coste de 18.822 euros al año.

Tiempo dedicado

En cuanto a la distribución del tiempo dedicado al trabajo de cuidados no remunerado, la investigación destaca que las mujeres andaluzas dedican una media diaria de 4 horas y 30 minutos, frente a las 2 horas y 5 minutos de los hombres (dos horas y media más al día).

Esta realidad significa que «las mujeres dedican más del doble del tiempo al trabajo doméstico, una situación que abruma y en la que las instituciones públicas, y la sociedad en su conjunto, tenemos que poner todos los esfuerzos», según la titular.

Además, sumando la jornada laboral remunerada y no remunerada, el trabajo de una andaluza ocupada a tiempo completo es de 11 horas y 10 minutos, dos horas más que la de los hombres. En este sentido, tal como ha recordado la consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, «el avance de la mujer en el mercado laboral no se ha visto acompañado al mismo ritmo de la introducción del hombre en el ámbito doméstico».

Junto a ello, hay que tener en cuenta que las mujeres tienen su máxima dedicación a estas tareas entre los 40 y los 50 años. En esta franja dedican más de cinco horas diarias al trabajo en el hogar, coincidiendo precisamente con la etapa clave en la carrera profesional.

Las mayores diferencias se dan en el tiempo dedicado al cuidado de menores. Las mujeres dedican a cuidar a sus hijos 7 horas y 54 minutos diarias frente a las 4 horas y 23 minutos de los hombres, una «descompensación que supone un obstáculo importante para las mujeres a la hora de incorporarse al mercado laboral o de promocionar en el trabajo».

Grado de participación

El porcentaje de hombres que participan en tareas del hogar es del 78,4%, frente al 94,5% de mujeres, por término medio.

Por edades, el análisis refleja una tendencia positiva hacia el futuro, dado que el tramo de edad más joven (16 a 24 años) es donde se registra menos diferencia, tanto en el nivel de participación (93,1% mujeres y 84,76% hombres) como en el tiempo dedicado (las mujeres dedican 1,28 horas más). Asimismo, el nivel educativo también repercute: a medida que aumenta la formación, las diferencias en cuanto a participación disminuyen.

Una de las conclusiones más destacadas del estudio es la influencia de la situación de convivencia de la mujer en la disposición del tiempo. Así, mientras que los hombres que viven en pareja disminuyen la participación en casa respecto a los solteros, en las mujeres se produce el fenómeno contrario: el gran incremento en cuanto a dedicación se produce por el hecho de vivir en pareja (no por cuidar a dependientes). Según la investigación, cuando las mujeres pasan de vivir solas a vivir en pareja sin hijos ni mayores dependientes aumenta el tiempo de trabajo de cuidados en 1 hora 8 minutos, un incremento mucho mayor que cuando a su convivencia en pareja se suma un menor. Por tanto, que la pérdida de disponibilidad de tiempo de las mujeres se da en el paso de vivir en pareja, y no con la maternidad.

Respecto al empleo, cuando las mujeres tienen un trabajo remunerado, no se reduce el porcentaje de participación, pero sí el tiempo dedicado (aunque sólo en una hora). En cambio, en los hombres sí se reduce la participación (en 13 puntos porcentuales).

Por tipo de ocupación, el grupo de profesionales científicos e intelectuales es donde existe menos diferencia tanto en participación como en tiempo de dedicación, frente al sector agrícola, ganadero y pesquero, donde más brecha hay (100% de mujeres dedicadas frente al 43% de hombres, y con una diferencia de tiempo de 5,46 horas).

Contra la desigualdad, corresponsabilidad y conciliación

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María José Sánchez Rubio

Sánchez Rubio ha manifestado la importancia de que las tareas del ámbito doméstico dejen de atribuirse exclusivamente al rol femenino, ya que mientras no se consiga «la mujer seguirá teniendo doble carga de trabajo y se verá obligada a renunciar a su desarrollo profesional».

En este ámbito, el Instituto Andaluz de la Mujer tiene entre sus objetivos prioritarios el de promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, a través la potenciación de la presencia de la mujer en el ámbito público y del hombre en el ámbito privado.

Entre las soluciones o recomendaciones que plantea el estudio, se encuentra el aumento de la oferta de servicios públicos en el ámbito de los cuidados, pero sobre todo introducir la perspectiva de género en la ordenación del tiempo del trabajo remunerado e incentivar las medidas de conciliación para los hombres.

En este sentido, Sánchez Rubio ha recordado que la Junta de Andalucía viene trabajando, desde hace años, para lograr la conciliación social y una mayor corresponsabilidad entre hombres y mujeres. De esta forma, a través del I Plan Estratégico para la Igualdad de Mujeres y Hombres en Andalucía, se han desarrollado hasta 30 líneas de actuación dirigidas a concienciar a la sociedad contra la desigualdad y lograr un mayor equilibrio en el reparto de responsabilidades familiares y laborales.

Entre ellas destacan la flexibilización de horarios; las ayudas económicas para proyectos, empresas y corporaciones; la apertura en un horario amplio de las Unidades de Estancia Diurna para personas mayores; actividades extraescolares en el 75% de los centros educativos, comedor en el 61% de ellos y aula matinal en el 58%. Asimismo, también se ha conseguido elevar la tasa de escolarización entre los 0 y 3 años hasta el 34% y escolarizar al 100% de la infancia andaluza de 3 a 5 años.

Junto a ello, se han firmado 34 pactos locales en el marco del Plan Concilia, un plan de colaboración entre la FAMP y el Instituto Andaluz de la Mujer para dotar a las entidades locales de las herramientas necesarias para que puedan desarrollar y poner en marcha medidas de conciliación en su ámbito municipal.

Por último, la consejera ha manifestado que la igualdad y corresponsabilidad requieren de la educación como factor imprescindible, así como de la implicación de las empresas; de los sindicatos; del Gobierno de España para impulsar un cambio en el modelo laboral, etc. En definitiva, «de la participación de todos y todas en la construcción de un contrato social que favorezca el equilibrio entre los tiempos dedicados al trabajo, a la familia y al tiempo personal», concluye Sánchez Rubio.

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