La derecha (nazi) nos marca el camino

Lucas León Simón

Este país ha sufrido en el último año y medio el mayor expolio de derechos sociales de su historia. Los laborales se han entregado, en almoneda, a la corrupta clase empresarial. La sanidad, la educación y la cultura públicas se han reducido en lucha contra lo obsceno. El desnudismo neoliberal ha arrasado a pensionistas, funcionarios y jóvenes.

Se han hecho dos huelgas generales y miles de manifestaciones y “mareas”. Nada ha podido contener a un gobierno ilegitimado que ha alzado la estaca y el decreto, una y otra vez.

De pronto, la rebeldía social, ingenia dos decenas de “escraches” o presiones a políticos en ejercicio y aparecen todos los fantasmas del miedo y los déficits de los que la cultura democrática es un suspenso permanente en su expediente.

Declaraciones altisonantes, políticos de biotipo fascista remando “cara al sol” y las Brunetes mediáticas ganándose el sueldo que generosamente les pagan sus amos, los banqueros.

Respiran por sus heridas. ¡Ahí les duele y ahí les vamos a dar! La conciencia colectiva, la lucha social ha encontrado el modo de hacer sensibles a los políticos del detritus social. Ha sido una fórmula mágica: poner en entredicho su seguridad de santuario, su confort en sus mansiones de lujo o el muy sensible equilibrio psicológico de sus hijos.

¡Que no se malgaste un milígramo más de energía en costosísimas huelgas o manifestaciones donde nos manipulan los datos de asistencia! ¡Que todo el país sea un único y monumental escrache! ¡Al Partido Popular, a Rajoy, a Santamaría, a Cospedal, a Rouco, a la Banca y los banqueros, y a todos los responsables del atraco y expolio a que están sometiendo a las clases populares!

Ellos, descendientes de Franco y de la Falange, acusan a todos los que no hacen la ola a sus robos y rapiñas de ser de ETA o nazis.

Para su desgracia, nada volverá a ser como antes. Las gentes de este país hemos recobrado el espíritu crítico y de rebeldía, una enorme fuerza social se ha puesto en marcha y en forma de Plataforma de Afectados por la Hipoteca, hoy, Afectados por las Preferentes, mañana, o como ciudadanos estafados individual y colectivamente les vamos a dar para ir pasando.

Se ha acabado, o se va a acabar, la confortabilidad de las butacas y sillones tras el engaño del voto, de los sobresueldos y de vivir de espaldas al pueblo humillado, estafado y apaleado.

Hemos descubierto la esencia de su substancia. Tras su arrogancia, protegida por matones a sueldo, sólo está el miedo. Y su grotesca dialéctica de “niños ricos” y de “la mancha” de Castilla. No hay más que oírlos o leerlos.

Nos señalan el camino

2 COMENTARIOS

  1. Como siempre preciso y en la diana, enhorabuena. Me llama la atención «aparecen todos los fantasmas del miedo y los déficits de los que la cultura democrática es un suspenso permanente en su expediente». Es como en la II República, los mismos argumentos, lo que pasa en que en aquel momento de lo que acusan ahora a la pacífica Plataforma contra los desahucios, es lo que ellos empleaban para acabar con el régimen que podía ofrecer a este país de un futuro de libertad y democracia. El nazismo (curioso también estaba Alemania) y por ende el fascismo, el clero y el capital, mezclados, dieron al traste con el proyecto. Los antepasados familiares y políticos de estos individuos que catalogan ahora, trajeron la desolación democrática y la violencia a nuestro país que duró más de cuarenta años declarada, y otros treinta y seis enmascarada, con otras complicidades que se titulaban de izquierdas. Y ahora temen por su bienestar, no hay otra. Hasta el privatizador de la empresa del gas, hoy empleado suyo, desmantelador de la industria, fomentador de la mayor corrupción en este país con el Ave y la Expo, además de terminador del marxismo, corresponsable presunto del Gal, que nos metió en la Otan y en la UE también, desde su Olimpo particular, se permite emplear la palabra de «dios», del dios dinero y poder, para manifestar su opinión torticera contra lo único que le queda a la ciudadanía, la protesta y el tratar de remover conciencias. Quiero no perder la esperanza, pero lamento que la izquierda tenga mucha culpa también de lo que nos pasa. Salud y República.

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