«Vengan a visitarnos al museo de ciencias naturales”, sugiere, al final, la voz en off que acompaña toda la narración de Caminando entre dinosaurios (Walking with Dinosaurs ) originalmente una serie de animación de la televisión pública británica BBC (1999) que ahora se ha convertido en una película en 3D para mayores que acompañan a niños, realizada por Neil Nightengale, Pierre De Lespinois y Barry Cook.
Una entretenida producción que recrea, con ayuda de prestigiosos científicos y gracias a las nuevas tecnologías y técnicas de animación por ordenador, lo que pudo ser la era en que, se supone, los dinosaurios eran prácticamente los amos de la tierra; hace unos 80 millones de años.
Promocionado como cine familiar muy propio para períodos de vacaciones escolares como el actual –la película se estrena precisamente el día de Navidad, 25 de diciembre de 2013-, Caminando entre dinosaurios va a ser inevitablemente la película que van a ver todos esos abuelos que ahora, por las mañanas, caminan apresuradamente por las aceras, empujando cochecitos en los que llevan a sus nietos a la guardería (porque ellos disponen de tiempo y, en la mayoría de los casos, de una pensión a la que pueden arañar el precio de los entradas).
En lo que en realidad una película de dibujos animados, con el aliciente de las tres dimensiones, para espectadores muy, muy jóvenes, el protagonismo recae en unos dinosaurios a quienes el magistral trabajo digital hace hablar y manifestar emociones (en muchos momentos de la proyección me vino a la cabeza el nombre de Bambi). La única incógnita es si esos espectadores tan jóvenes serán capaces de entender las explicaciones científicas –muy elementales, es cierto- que salpican un relato que también incluye algunos de los temas universales que aparecen siempre en los cuentos infantiles: valor, perdón, solidaridad, ayuda mutua…
En una Alaska prehistórica, vive Patch, el más pequeño de una camada de dinosaurios, con su familia. Patch tiene un gran corazón y, a falta de fuerza física, una gran tenacidad para perseguir lo que desea. Antes de alcanzar los 7 metros de longitud que tendrá cuando sea adulto, el pequeño paquirrinosaurio es un herbívoro niño como los otros que se escapa, su mamá le castiga, se pelea con su hermano, se enamora de una jovencita con grandes orejas rosadas y toma parte en las migraciones anuales, en las que se topan con algunas especies de depredadores, como el legendario Tiranosaurio Rex, poseedor de enormes dientes devoradores.
Mezcla de lección de ciencias naturales y gran espectáculo, el mayor inconveniente que le he visto es la ñoñez de algunos de los diálogos entre las bestias.