Una historia de la crisis

Esta historia que implica a tres generaciones, en realidad a cuatro, la he vivido muy de cerca durante los últimos veinte años. Es la historia de una pareja que emigró a un país nórdico, Suecia,  en 1963, cuando su único hijo tenía cinco años. El hijo, a quien llamaremos Adrián, creció, estudió, empezó a trabajar como profesional dentista, se casó y tuvo dos hijos en Suecia.

Un buen día de 1991, la joven pareja con sus dos retoños decidió venir a España para establecerse aquí. Él trabajó primero en una clínica privada y pasado un tiempo se estableció por su cuenta. Invitó a quienes habíamos sido sus clientes a seguir con él. Yo fui uno de los que le siguieron hasta el final, hasta diciembre de 2013.

Para mí, supongo que para muchos otros también, conocer la práctica profesional de Adrián fue como un oasis después de una larga travesía del desierto. Venía de experiencias desastrosas, con dentistas de muchas ‘campanillas’, alguno hubo de juzgado de guardia, alguno de pesadilla. Adrián hacía su trabajo comentando con el cliente lo que tenía, como lo veía él, lo que iba a hacer y porqué iba a hacerlo. Es decir, tenía en cuenta los sentimientos, opinión y psicología del cliente. Y lo que para mí fue capital:  el uso de la anestesia siempre y solo a petición del cliente, si éste lo consideraba necesario. Para mí esa frase, “voy a empezar sin anestesia, si sientes dolor, avísame y la ponemos”. Tengo que decir que yo llegaba de ser cliente de un dentista de la Ciudad Puerta de Hierro que ponía anestesia hasta para una limpieza de dentadura con fluor. Que hubo una ocasión en que el efecto de la anestesia me llegó hasta la frente y me duró casi veinticuatro horas. Increíble pero cierto.

Por eso, Adrián, excelente profesional, que hablaba y contaba conmigo, que trabajaba sin hacerme sufrir, que con su práctica conseguía que en su consulta ¡me relajara!, que a lo largo de los años solo ha usado anestesia en las dos o tres ocasiones en intervenciones de mayor calibre, que ha respetado mis piezas naturales hasta el límite, fue como encontrar una joya. Toda mi familia, amigos y conocidos a quienes hablé de él con sincero entusiasmo acabaron siendo sus clientes…

A lo largo de los años nos contamos nuestras sagas familiares. Su hija se hizo dentista y trabajaba en una ciudad elegante de la periferia madrileña, independiente de su padre. Se casó con un arquitecto inglés que dirigía el estudio de una firma de arquitectos inglesa con oficina en Madrid. Tuvieron dos niñas. El hijo más joven estudiaba una ingeniería.

En 2012 me dijo que la familia de su hija se había ido a Inglaterra. La oficina de la firma de arquitectos en Madrid cerró, ¡habrán sido tantas! Y él podía conservar su trabajo trasladándose a Londres. Yo sospechaba que la clínica no iba tan bien como antes, las crisis afectan a todos los sectores, aunque sea uno tan necesario como el cuidado de la boca, pero claro, él siempre había trabajado en privado.

Pasé el mes de septiembre de 2013 en India y a mi regreso pedí hora. Días antes de mi cita, recibí una carta en la que me comunicaba que a mediados de diciembre regresaban a Suecia…para siempre.

Ese día, antes de entrar a la consulta hablé con su mujer y ayudante y me contó la historia. La familia de su hija nunca iba a regresar de Inglaterra. Su hijo había terminado su ingeniería en 2012 y todo el trabajo que había podido encontrar era un puesto remunerado con 400 euros mensuales, y casi como un favor, pues “estaba aprendiendo”. ¿Cómo es posible? Un ingeniero conociendo español, sueco e inglés, ¿ganando 400 euros? ¿Qué país es éste?

Y ellos…Un antiguo amigo y colega de los primeros años de profesión en Suecia, ambos entonces con cargos representativos en una asociación profesional, le escribió a finales de verano diciéndole que tenía un cáncer inoperable y que le cedía su clínica en la pequeña ciudad sueca donde habían crecido, estudiado, trabajado…

“Pensábamos jubilarnos en Suecia pero para eso faltan por lo menos diez años. Si me hubieran dicho a mediados de agosto que a mediados de diciembre estaría de regreso para siempre, no lo hubiera creído, pero esta es una oportunidad irrepetible. La familia de mi hija nunca va a volver, mi hijo no tiene oportunidades de trabajo aquí…Es triste que la desgracia de mi amigo sea nuestra mejor opción…”

“El papá de Adrián, con ochenta y nueve años también se viene con nosotros. De momento viviremos en casa de mi madre…” me dice su mujer.

¿Y vuestra casa aquí? –“Trataremos de alquilarla. No es momento de vender ahora, menos aún deprisa.” – “Pero Dios mío, os váis en diciembre, cuando más frío hace…” – “Y este año parece que va a ser el más frío en muchos años…” me dice ella.

Esta es la historia, supongo que algunos lectores pensarán que no es de las peores, al fin y al cabo se trata de una familia con recursos varios, aunque uno de los recursos, el principal, pase por la cruel desgracia de un antiguo colega y amigo.

Una familia que llegó a España llena de ilusiones. Han trabajado, han crecido, estudiado sus hijos, se ha casado su hija que les ha dado dos nietas, dos niñas que podrían haber sido españolas, pero que serán inglesas y a las que verán poco, porque la familia se ha dispersado. Un excelente profesional por añadidura honesto, que tiene que salvarse de la ruina gracias a un moribundo. Un muchacho altamente cualificado que no tiene oportunidades para trabajar aquí.

¡Y cuántos miles de pérdidas humanas como ésta, o en peores circunstancias, le está costando esta innoble crisis a este país llamado España! Para mí también es una pérdida, amigo Adrián. Importante.

 

 

Teresa Fernandez Herrera
Algunas cosas que he aprendido a lo largo de mi vida. Soy Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, master en Psicología del Deporte por la UAM, diplomada en Empresas y Actividades Turísticas, conocedora de la Filosofía Védica. Responsable de Comunicación y Medios en Madrid de la ONG Internacional con base en India, Abrazando al Mundo. Miembro de la British Association of Freelance Writers. Certificada en Diseño de Permacultura. Trainer de Dragon Dreaming, metodología holística para el crecimiento personal, grupal y comunitario en el amor a la Tierra. Colaboradora en Periodistas-es y en las revistas Natural, Verdemente, The Ecologist para España y América Latina. Profesora de inglés avanzado.

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