Refúgiate en mi pecho

“¿Tetas? Dos, porque no soy ningún monstruo”.
La Agrado, en Todo sobre mi madre.

Existir significa remodelar la existencia. Vivir es la voluntad de vivir”.
Simone de Beauvoir

Ileana Ruiz

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Claudia Cova: Refugiate en mi pecho

Hay gente que se muere de un diagnóstico. Hay gente que decide hacerle frente hasta revertirlo.

El significado de la palabra cáncer es, sin lugar a dudas, devastador (y que me perdonen quienes nacieron entre el 22 de junio y 22 de julio, sepan que la cosa no es con ustedes… aunque pensándolo bien, hay algún que otro cáncer zodiacal peor que su homónimo médico).

Pareciera más cruel cuando ataca un órgano asociado culturalmente a la nutrición, placer y estética como es el seno. Se pone difícil cuando lo califican: carcinoma ductal o lobulillar. De inmediato aprendes que sus derivaciones no se construyen con prefijos ni sufijos sino con palabras complejas como in situ, o grados del 1 al 4 y que la acción que le sigue no es verbal sino sustantiva: mastectomía, radioterapia, quimioterapia.

Lo que sí es cierto es que si se detecta y trata tempranamente, su sinónimo no es la muerte.

He visto a un hombre golpear a su esposa en el consultorio del mastólogo culpándola de haberlo contraído (no es una enfermedad contagiosa, por tanto no se contrae sino que se produce); he visto a un hombre llorar al saber que él lo padece (es menos frecuente en hombres pero si ocurre); he visto a una mujer continuar asistiendo a la sala de radioterapia mucho después de haber terminado su tratamiento para sentirse acompañada, porque no encontró apoyo en su familia. He visto apagarse las pupilas de mucha gente.

Me he especializado en últimas miradas.

He acompañado a varias mujeres a elegir la mejor prótesis, a comprar la peluca o pañoleta más apropiada, a diseñar una rutina de alimentación y ejercicios; me ha tocado servir de apoyo a otras al consultar abogados porque ha llegado la hora de divorciarse, exactamente por las mismas razones que se divorcia la gente que no tiene cáncer (la infidelidad, la incompatibilidad de caracteres, el término del deseo no tienen raíces oncológicas); he festejado grados universitarios, premios profesionales, el matrimonio de los hijos y nacimiento de los nietos. El mejor libro de autoayuda es aquel que más guste: Kundera, Dickert, Camus, García Márquez, Freire, Boaventura o Marx.

También me he especializado en esperanzas.

Dicen que las tetas son la vía expresa hacia el paraíso, hay quienes preferimos disfrutar palmo a palmo de todo el camino que conduce a él. Creo que si un hombre requiere aferrarse a un par de pelotas en la antesala femenina como única manera de excitarse, es que las suyas no funcionan del todo bien. Cada milímetro del cuerpo humano es una posibilidad erógena. He enredado mis dedos en la cabellera de mi pareja, temblando ambos de placer mientras él recorre mi cicatriz con su lengua.

No me opongo a la cirugía reconstructiva o implantes mamarios. Siento que es cierto la expresión tomada del mismo monólogo de La Agrado con quien inicié este diálogo: “Una es más auténtica cuanto más se parezca a lo que soñó de sí misma”. Por mi parte, todos los fines de enero, le doy un beso a mi equipo médico, tomo mi parapente y emprendo el vuelo sonriendo al ver cómo ofrece resistencia al aire el brazo del que dijeron “va a quedar sólo de adorno”.

Diez. Número perfecto. ¿Cuántas veces no hemos tenido que respirar profundo y contar hasta diez en diez años antes de hablar, antes de llorar, antes de actuar?

¡Vamos, mujer, refúgiate en mi pecho! Ante un diagnóstico maligno no hay por qué habitar en el corredor de la muerte.

Las únicas enfermedades crónicas que matan son el descuido y el desamor. ¡Ámate! ¡Cuídate!

Tengo la certeza de que el mismo bisturí que tuvo que mutilarme, esculpió alas en mi alma.

Ileana Ruiz
Ileana Ruiz (Venezuela). Activista de derechos humanos, investigadora social y periodista. Asesora en resolución de conflictos, educación popular, participación ciudadana y derechos humanos y profesora de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Articulista en el semanario venezolano “Todosadentro” del Ministerio de la Cultura desde 2006. Premio Nacional de Periodismo de Opinión, 2013. Entre sus publicaciones: De la indignación a la implicación (2006); Pueblo de agua: Cuentos para la educación en derechos humanos sobre la identidad del pueblo warao (2009); Servicio de policía bajo la mirada ciudadana (2010); La clave del acuerdo. Practiguía para la resolución pacífica de conflictos (2011); Pasos dados poco a poco. Memoria y cuentos del proceso de constitución de los Comités Ciudadanos de Control Policial (2012).

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