Amor sin control: que no era amor, era sexo

El casting presagiaba un resultado mejor

cartel-Amor-sin-control Amor sin control: que no era amor, era sexoEl próximo viernes 30 de mayo se estrena en los cines españoles Amor sin control (Thanks for sharing, Gracias por compartirlo), ópera prima del cineasta Stuart Blumberg, al que conocíamos como coguionista de una hermosa película llamada Los Chicos están bien. Su debut detrás de la cámara no ha tenido el mismo resultado brillante que su trabajo literario.

Apoyada en un reparto que parece asegurar el éxito, Mark Ruffalo, Gwyneth Paltrow y Tim Robbins junto con Josh Gad y la cantante Alecia Moore “Pink”, Amor sin control es un melodrama en torno a un grupo organizado de adictos al sexo en distintas fases de recuperación: la típica terapia de los doce pasos que ya hemos visto en tantas películas estadounidenses. Una dependencia que ha destruido sus vidas, sus relaciones familiares y sociales, y les impide comportarse “con normalidad” (aunque en todos los casos eso de la normalidad es algo enormemente relativo).

Algunos de los exadictos han llegado incluso a la fase del fundamentalismo que conocen tan bien los que han dejado de fumar: han pasado del deseo compulsivo e incontrolado a rezar de rodillas antes de acostarse y proclamar a los cuatro vientos “llevo cinco años sin hacerlo” lo que, convengamos, tampoco es nada sano. El caso es que unos cuantos de los elementos de este grupo terapéutico establecen una amistad que va más allá de las reuniones semanales, apoyándose en sus recaídas y vigilándose unos a otros.

Aunque es cierto que la película plantea un problema tan serio como el de las adicciones y sus posibles causas (al fondo una infancia marcada por la severidad, una madre absorbente y castradora, un fiasco amoroso temprano…), así como el hecho de que muchas veces la adicción al sexo no se considera socialmente una dependencia, sino algo que forma parte de la naturaleza masculina, el resultado es una comedia dramática sin garra, unas historias que por momentos caen del lado de la moralina, y unos actores que muchas veces parecen agarrotados.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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