Cuesta imaginar que Eduardo Madina o José Antonio Pérez Tapias, de haber sido elegido uno de ellos y no el candidato del aparato Pedro Sánchez para liderar el PSOE, hubieran corrido a llamar al móvil particular del conductor de un programa de telebasura para intervenir en directo a propósito del escándalo de la semana con el toro de la Vega. Lo suyo en un dirigente socialista hubiera sido coger el coche y haberse desplazado a Tordesillas a reunirse con el alcalde socialista de la ciudad para informarse sobre el terreno de los hechos y llegado a una toma de postura del partido.
Pedro SánchezEl bueno de José Antonio González Poncela, alcalde tordesillano, ni siquiera esperaba tanto, tan solo una llamada telefónica en todo caso. Su cabreo es más que comprensible: Sánchez “llama a la tele y no a mí, que estoy amenazado”.
Muchos bríos televisivos le han entrado al nuevo dirigente del PSOE cuando a la vista está que tiene la casa por barrer. Se aprecia a las leguas la mano de un dircom con menos escrúpulos que sed de triunfos. Ese dircom responsable de la estrategia televisiva del equipo de Sánchez, apuntan los medios, es Verónica Fumanal, cuyo mayor mérito conocido hasta la fecha, y conste que no es poco, es haberle hecho la campaña de imagen a un político tan… prescindible como Albert Rivera.
Con Pedro Sánchez se equivocan sus asesores. No van a recobrar la imagen de aquella campaña de los 100 años de honradez (1982) del partido de Pablo Iglesias (Posse, 1850-1925) negándose a llamar por su nombre al actual Pablo Iglesias (Turrión, 1978) y a su partido Podemos –“el populismo”, “los populismos”–.
Prepotencia y socialismo no son buenos aliados en política. Otra cosa es que en vez de socialismo estemos hablando del sistema, de las opciones de centro que ya sabemos que siempre están más cerca de la derecha vergonzante que la de la izquierda coherente.
El baño de multitudes en televisiones y las redes sociales encumbra a Pedro Sánchez, obviamente, como figura mediática. Entre Albert Rivera y él está claro que Fumanal tiene ahora mismo al caballo ganador de cliente.
Para nosotros los periodistas, no es buena cosa. Vienen tiempos malos, si la nueva izquierda real no lo impide en las urnas. Apoyar la telebasura es lo último, último, que cabía esperar no solo de un político de izquierdas, sino de un político decente no importa de qué partido.
Dirán, claro, que así es como hay que hacer campaña de imagen, en el más puro estilo Obama. Pero se saltan dos datos absolutamente fundamentales, determinantes. Uno, de Obama no consta que haya sido consejero de una entidad bancaria que perpetró estafas millonarias a una buena parte de la población con las preferentes. Otro, que el lema que llevó a Obama a la Casa Blanca se llama, ¡precisamente!, Podemos. Yes, we can.
Lamentablemente, y como de costumbrre, los nuevos hacen bueno al anterior. ¡Qué infinita mediocridad y cuanto hastío…!
Dejando aparte el acuerdo o desacuerdo que pueda tener con su tesis, la realidad es que Pedro Sánchez nunca fue Consejero de Caja Madrid, fue miembro de la Asamblea. Esto, en sí, no sé si le pone o quita responsabilidad en la gestión de la Caja, pero lo creo relevante cuando en el texto se dicta cátedra sobre una situación concreta.