Uno de los gángsters en Medellín. Tiene cicatrices por todo su cuerpo a resultas de ser atacado por grupos de bandas rivales. Cuando, en mayo de 2008, fue extraditado a Estados Unidos como el señor de la drogas y el capo de los paramilitares y Medellín perdió su jefe, el pueblo entró en una espiral de caos.
Todos los pequeños grupos narco comenzaron los combates por el control de la ciudad, y en última instancia, por el control del tráfico de cocaína. La tasa de homicidios en Medellín superó el 30% en 2008. En 2009 se registraron más de 2.000 asesinatos, lo que hizo de Medellín de nuevo una de las ciudades más peligrosas del mundo. En 2010, sólo en enero y febrero hubo más de 600 homicidios. En 2011, la tasa de homicidios descendió, pero la guerra continúa abierta entre los dos señores de la droga. Medellín se ha dividido en dos capos de la droga. Todas las bandas pertenecen a uno de los dos cárteles.
En la foto de Kosuke Okahara hay un elemento capital a destacar y no es otro que esa cruz limpiamente pintada en la pared de ladrillos que sobresale sobre la cabeza del narco. Ni el contraste de la escena puede ser más dramático ni el tratamiento del fotógrafo más sutil, sin quitar un ápice de dureza a la escena.
Como suele ocurrir en estos casos, la foto plantea más preguntas que respuestas.
¿Quién pintó esa cruz blanca desnuda? ¿Por qué lo hizo sin acompañar texto alguno? ¿Qué relación tiene quien la haya pintado con los narcos? Y, por último, en cuanto al fotógrafo, ¿cómo habrá conseguido que el narco le permita fotografiarle, aunque sea de espaldas mostrando las heridas de bala?
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© Kosuke Okahara. Un gángster en Medellín, uno de los barrios más conocidos en Colombia. Fue atacado por grupos de bandas rivales varias veces y por suerte pudo escapar. Premio Pierre & Alexandra Boulat 2014, dotado con 8.000 euros, en Visa pour l’Image 2014.
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