Y la montaña parió un ratón

El Hombre Que Lee El Marca (EHQLEM) es conocido por su pavor a tomar decisiones, lo que los suyos explican diciendo que deja pasar las cosas hasta que están maduras. O más duras. Es realmente dramático habida cuenta de que no hay peor decisión que no tomar decisiones.

mariano-rajoy_marisa-babiano Y la montaña parió un ratón
Mariano Rajoy, por Marisa Babiano

Ahora, tras el profundo y verecundioso análisis que Pedro Arriola et alii han hecho de las elecciones municipales, que se resume en “hemos ganao pero nos han hecho trampitas con los escaños” y “hemos perdido votitos pero es por culpa de Antonio Ferreras y Wyoming”, dos rojazos de la Sexta que no quieren obedecer a Soraya Sáenz y sus directrices. El PP sale en tromba a desfacer entuertos, solo que en vez de bálsamo de Fierabrás gastan bilis de marca blanca.

Los cambios de calado profundo que han reconvertido al PP de un partido podrido en PPP, Partido Popular Plus, han consistido en que todo siga igual, menos algunas cosas, la primera ya y la segunda tal.

Que Jorge Moragas pase de director musical entre bambalinas a director de orquesta coram populo no es un gran cambio. Que Pablo Casado, el neoultra favorito de Aznar, se convierta en vicemegasecretario de comunicación demuestra las ganas de cambio de EHQLEM porque, recordemos, este chaval es el que dijo “esos rojos que siempre andan detrás de alguna fosa”.

Que a Dolores Cospedal le mantengan el título –y el sueldo, que es lo más escandaloso- y la vacíen de contenido demuestra que EHQLEM sigue siendo un blandito incapaz de someterse a ningún enfrentamiento: acaba de hacer lo de siempre, producir las condiciones ambientales para que sea ella misma la que se muera en algún lugar del limbo.

Que a Carlos Floriano lo sustituya Fernando Martínez Maíllo, un imputado por ser consejero durante la malversación de Caja España, es una pérdida: con el Luisma de la política nos reíamos mucho; aunque corruptamente es una seña de continuidad.

Parece que el único cambio es el que representa Andrea Levy, catalana, joven, centroderecha y capaz de hablar seguido y con subjuntivos. Al lado de madame Endiferido, Andrea es Lincoln liberando esclavos en Pittsburg.

Y luego está este chaval, Javier Maroto, que le ponen al frente de una cosa que se llama “Vicesecretaría sectorial” y que no tiene ni contenido ni programa ni objetivos. Yo creo que lo ponen porque es gay, a ver si así en Chueca se lo miran con ojos golositos.

Lo más notable, sin embargo, es lo que no se mueve: que Arenas Bocanegra siga, cual si fuera la Sara Montiel del PP, es absolutamente increíble y no hay más justificación para mí que su valor pasado mañana como cabeza de turco de la corrupción que todavía está por estallar, porque la otra opción –el miedo de Rajoy a que sea peor deshacerse de él- es pavorosa.

No negaré el alegrón que me da saber que mantienen a Cospe, que promocionan a Moragas, Casado y Maíllo y que Arenas sigue un ratito más: está bastante bien como equipo para perder las elecciones por el expediente de cabrear a la parroquia. Andrea Levy es de lo mejor que tienen, pero como tiene talento y ambición, ya se encargará la maitre de La Camarga de cortarle las alas. De momento se ha librado de ella en Cataluña. Veremos que pasa cuando los catalanes del PP se libren de Sánchez Camacho por el expediente de votar a Albert Rivera. De momento la mujer nos deja un titular impresionante, que va a hacer un programa electoral del PP que ilusione a la gente. A ver cómo se hace eso.

En fin, después de CiUcidio de esta semana, los cambios drásticos del nuevo PP no llegan ni a lampedusianos, claro que cuando el análisis que se hace de la situación es que los medios nos hemos pasado con ellos por su poquito de corrupción y que las medidas necesarias para salir de la crisis les han castigado, uno se da cuenta que Rajoy no es parte de la solución, es parte del problema y no una parte menor precisamente. Y ahora todos a la calle a vocear la Buena Nueva, el mes que viene, Julio, porque luego vienen las vacacioneeeees tan bien merecidas de este hombre que en agosto no sabrá bien bien qué hacer sin furgol y con el Marca lleno de becarios.

Manuel Pascua
Analista político y económico. Mis armas son las palabras y mi razón mis convicciones. Me gustan los números y la economía a la que, sorprendentemente, hasta entiendo. Sé que hay otros caminos para nadar las aguas negras de la vida y que el que nos imponen -comer basura, tragar inquina y vaciarnos los bolsillos- es el resultado de mezclar ineptos gobernantes con espabilados banqueros. Soy filólogo, soy letraherido y he vivido en Suiza, en Inglaterra y en Colombia. En España he vivido en Barcelona, en Madrid, en San Sebastián y en Cádiz y mi alma y mi carácter son castellanos: seco y claro, aunque con un sentido del humor ácido y las más de las veces corrosivo cuya primera víctima soy yo y la segunda la realidad estrambótica que me rodea. Mi ley es la opinión y prefiero construir a destruir, sumar a restar, el ruido al silencio, la furia a la calma del camarón dormido en la corriente. Amo nuestro siglo de Oro y no creo que otro mundo sea posible: estoy absoluta y completamente seguro de que es así.

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