El despertar sexual conlleva siempre un sufrimiento con el que todos nos identificamos. Pero el protagonista de A primera vista (Hoje Eu Quero Voltar Sozinho) suma, además, la circunstancia de ser ciego.
A Leonardo, a diferencia de sus compañeros de juegos, no le entra por los ojos el objeto de su afecto, no le atrae o le repele nada por su aspecto físico.
Esto dota a la película de una gran capacidad de juego de los sentidos, pues al no ser esa la manera en que él puede orientarse en su búsqueda, ha de ensayar otras: la sensación que experimenta al estar cerca de alguien, por ejemplo, ocupando un mismo espacio común e íntimo; la seguridad que siente en su compañía, las ansias de pertenencia y la añoranza ante su espontánea desaparición… Son como puntos en su horizonte que le ayudan a orientarse.
Y todo ello ha de constatarlo Leonardo por sí mismos y sin la ayuda de terceros, ya que, desde el principio de la película, él mismo se encarga de dejarles muy claro a sus amorosos y preocupadísimos padres que quiere ser independiente.
Tal es el tema -o mejor dicho los temas- de A primera vista (Hoje Eu Quero Voltar Sozinho), del joven director brasileño Daniel Ribeiro, que trata con delicadeza y verismo, sin ocultar dificultades ni tampoco añadir dramatismos, el tema de la ceguera unido al descubrimiento de la homosexualidad.
Pero dije que son varios los temas: uno es el del chico ciego que quiere ser independiente, otro el de los padres que han de respetar su voluntad de independencia, y un tercero es la homosexualidad. Leonardo es hijo único de una familia burguesa tradicional en quien sus jóvenes padres ponen todo su amor y también toda su preocupación. Esto agobia sobremanera a Leonardo, que busca por encima de todo volar, de ahí el título en portugués Hoje Eu Quero Voltar Sozinho.
Leonardo quiere ser él mismo, ciego y todo, con golpes y dolores, sin que le vayan a recoger a la salida del colegio como cuando era un niño ni estén controlándole por el móvil a cada paso y a cada minuto. Esto desconcierta a sus jóvenes padres que de repente no saben cómo tratarlo. Aturdidos, han de plantearse si querer a su hijo será dejarle que haga lo que él considere oportuno, aunque se estrelle. Leonardo es un rebelde y deja claro que a él no le van a parar con proteccionismos. Así que, una vez sentadas las bases, Leonardo queda libre para elegir su orientación sexual, nadie se va a entrometer. Esto es básico en la película y se plantea con momentos de verdadero suspense y de mucho tacto. Es una película muy táctil.
Junto a esto, se reflexiona sobre el hecho de no ver, la percepción de la vida y del amor cuando se es ciego. Cómo saber si se está ante la persona amada siendo ciego y cómo sé que voy a amar a alguien si nadie me besa.
Hay un juego con su amiga de la infancia, Giovanna, una figura protectora con la que puede sincerarse, lo que da lugar a que el espectador vea el alma desnuda de este chico que tiene agudizados los sentidos y goza de una sensibilidad y una valentía fuera de serie. En su búsqueda de sensaciones, sale herido, pero se levanta, y pronto tiene claro lo que quiere al aparecer en su universo otro chico, Gabriel, quien también resulta en principio ser una figura protectora aunque a su vez también él investigue por su cuenta lo que le atrae y lo que le repele.
La película, que se inició en un final de verano en Sao Paulo de piscinas e indolencias, recorre todo un curso escolar. Son tres adolescentes destacados, los excelentes jóvenes actores Ghilherme Lobo, Fabio Audi y Tess Amorim, quienes se relacionan con otros en medio de la dinámica habitual de la clase, con la consiguiente crueldad, las burlas, las bromas y la aceptación de las propias heridas que todo ello conlleva.
Digamos que acaba bien. En esto, llegarán las becas para seguir estudios en el extranjero, algo que tanto había deseado Leonardo -ya veremos ahora qué pasa- en el momento de solicitarlas. Será el momento de volar en otro sentido con las alas del amor homosexual recién descubierto.
https://youtu.be/0_I86XdKbB0
A primera vista (Eu Quero Voltar Sozinho), basada en un cortometraje del mismo título en 2010, tuvo su première mundial en el Festival de Berlín 2014, donde compitió en la sección Panorama y fue doblemente premiada con el Premio de la crítica internacional (FIPRESCI) y el Premio Teddy (Premio entregado por un jurado independiente a la mejor película de temática LGBT). Desde entonces, la lista de premios es interminable.