Desaparece uno de los grandes fotógrafos españoles del último siglo
(C) Alberto Schommer. AutorretratoEn una entrevista que le hice a Alberto Schommer para TVE, me reveló el procedimiento por el que había llegado a las cascografías, una de sus aportaciones más originales a la fotografía artística contemporánea. En una ocasión, insatisfecho por cómo le había quedado una fotografía después de revelada, la arrugó entre sus manos y la tiró a una papelera. Poco después algo pasó por su mente y volvió a recogerla y a extenderla sobre su mesa de trabajo. En ese momento apreció cómo las arrugas le habían proporcionado a la imagen una sensación de tridimensionalidad escultórica y una cierta estética cubista. Schommer continuó investigando en esos efectos hasta llegar a elaborar lo que denominó cascografías, obras que además tienen la particularidad de ser únicas.
Una vida dedicada a la fotografía
Hijo del fotógrafo alemán Alberto Schommer Koch, que regentaba un estudio de fotografía en Vitoria, Alberto Schommer nació en esta ciudad y estudió fotografía en Alemania, después de abandonar su primera vocación de pintor y sentirse impresionado por la obra de William Klein, Irving Penn y Richard Avedon, y sobre todo fascinado por la exposición The Family of Man de Steichen. En Colonia y Hamburgo conoció de primera mano el movimiento de la Fotografía Subjetiva impulsado por Otto Steiner, y se interesó por los grupos de vanguardia como ZAJ, que marcaron su futuro, aunque la obra de Schommer no sea fácilmente clasificable con una sola etiqueta.
De regreso a España entró en contacto con el grupo AFAL de Almería, promotores de una fotografía de vanguardia en una España en la que se ignoraba casi todo sobre lo que se hacía en fotografía fuera de las fronteras. En París, Balenciaga le introdujo en 1960 en el mundo de la fotografía de moda, a la que se dedicó mientras completaba su formación como fotógrafo en Francia. En 1966 se trasladó a Madrid después de haber trabajado durante unos años en el estudio de su padre en Vitoria. En la capital triunfó muy pronto como fotógrafo, y también como realizador de cine publicitario. En los 70 se relacionó con la vanguardia fotográfica española a través del colectivo Nueva Lente, que publicaba una revista del mismo título. A lo largo de una extensa trayectoria, Schommer ha practicado casi todos los géneros: retrato, paisaje, arquitectura, reportaje periodístico, naturaleza, desnudo…
Autor de un centenar libros de fotografía, se hizo popular con los «retratos psicológicos» publicados en las revistas Blanco y Negro, de Abc, y en el dominical de El País, que recogen como ningún otro documento la España de los años del último franquismo y la transición política. Para El País realizó uno de sus últimos trabajos, «No oculto nada», los retratos sicológicos de los candidatos a las elecciones autonómicas de 2015 de Madrid. Ante el objetivo de sus cámaras desfilaron ministros, escritores, toreros, cineastas, abogados, artistas, escritores, cantantes… que se prestaron a escenificaciones con objetos relacionados con sus actividades profesionales y a adoptar poses atrevidas, en una puesta en escena entre barroca y surrealista. En estos retratos quiso realizar una identificación tan auténtica del modelo con su personalidad (incluyendo objetos simbólicos en su código escenográfico) que a veces le costó serios disgustos, como cuando Dalí le expulsó del hotel en el que se alojaba porque Schommer le manifestó su intención de hacerle una foto «tal como es usted» (después, en 1973, Dalí posaría para Schommer en una fotografía ya histórica). Franco prohibió a sus ministros que posaran para este «fotógrafo extranjero».
Todos los retratados conocían el objeto de sus fotografías, aunque se dice que al cardenal Suquía le sentó mal que le representara levitando en una de las fotografías de la serie «Monseñores en levitación» (1981). Schommer decía que el retrato es «la alta magistratura del fotógrafo» y por eso volvía a él una y otra vez inventando nuevas formas de representación. Pero además, sus fotografías subjetivas remiten al periodo histórico y al ambiente político en el que viven los personajes retratados.
Con una obra inicial próxima a la estética neorrealista, tras los retratos psicológicos realizó series como «Violaciones» (1972-1973), «Mundos de amor y violencia» (1978), «Descubrimientos, Máscaras o Actitudes». Es autor de bodegones (Composiciones numeradas) en los que los diferentes elementos están descontextualizados para que la estética se instale por encima del producto y que la irrealidad se sobreponga a la realidad.
Entre sus libros de viajes destacan «El viaje» (1994), sobre Madrid, «La vida. La Habana» (1994), «Roma-New York», en los que demuestra sus dotes al enfrentarse a la calle sin la protección de los elementos de un estudio y manifiesta una creatividad crítica al presentar el paisaje urbano interferido por señales de tráfico, cables del tendido eléctrico, semáforos, cabinas telefónicas y vallas publicitarias. Entre las obras en las que recoge algunos monumentos arquitectónicos destacan «Espacios de poder: El Escorial» (1991) y «Dios: La catedral de Santiago» (1992).
Siempre desarrollando una experimentación formal, exploró las posibilidades de la fotografía con la luz y el color, la plasticidad, el fotomontaje, la sobreimpresión y los soportes, y rechazó siempre la utilización de la fotografía digital. Algunos de sus trabajos son esculturas fotográficas, tridimensionales, de igual tamaño al objeto fotografiado, que tienen volumen pero que han sido realizadas con fotos. Luego están las series «Composiciones numeradas», «Montajes» o «Paisajes negros», siempre con nuevos hallazgos.
Schommer ha dado el nombre de «calcografías» a sus «descripciones quebradas» de la serie «El tiempo». En ella y en «Superficies» (1998) trasladó a sus imágenes una ubicuidad temporal y espacial. Su obra recorrió los más importantes museos del mundo. En sus últimos libros sigue manifestando la variedad temática que siempre le caracterizó: «Flamenco» (1997), «Autobiografía de un madrileño» (2000), «Metro» (2010). En «Composiciones desnudas» (2007) se acercó al cuerpo de la mujer combinando clasicismo con experimentación.
Era miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. En 2013 fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía, y al año siguiente el museo del Prado dedicó una exposición a su serie Máscaras.