Otra vez estamos haciéndonos lenguas de la campechanía del nuevo Borbón en el trono. Lo del otro día con Felipe VI ha sido noticia de portada en varios digitales. Fue el rey al vestuario de la selección española de baloncesto después de que nuestros deportistas se proclamaran campeones de Europa, y se expresó tal que así: «No lo voy a decir con toda la expresión que me sale del corazón porque hay cámaras, pero sois la leche».
Fue espasmódica la risotada de la vicepresidenta Soraya ante comentario tan popular del soberano. Es de resaltar su jubilosa espontaneidad junto al monarca por algo que no merecería la más mínima consideración si lo dijera un plebeyo. Este mismo rey fue el que hace unos meses manifestó en un tan solemne como vacuo discurso que nuestros jóvenes se deben internacionalizar y tener una experiencia educativa y laboral de ese carácter, acaso para tratar de justificar del modo más cínico imaginable la diáspora de quienes se nos van por miles porque no encuentran aquí ni porvenir educativo ni porvenir laboral, gracias a la destructiva labor que tanto sobre el trabajo digno como sobre la educación pública cualificada están llevando a cabo gobiernos como el de la señora que tanto se ríe.
Acabo de comunicarme con un compañero al que se le ha ido su hijo a Irlanda y tengo más de un amigo con los suyos en Chile, Canadá o Estados Unidos. Yo mismo soy consciente de que la reciente marcha de mi hija a Holanda, para cursar sus estudios superiores de música, puede acabar en su alejamiento definitivo de este país. Les dejo con imaginar lo que en mi ánimo provoca saber que su vocación por la música y el arte ha tenido que buscar un mejor acogimiento y enseñanza lejos de España.
Le recuerdo al rey lo que el papa Francisco dijo hace unos días en La Habana con motivo de su viaje a Cuba: «un pueblo que no tiene trabajo para sus jóvenes no tiene futuro». Y en ello están los gobiernos de doña Soraya, los gobiernos precedentes y el Estado del que usted es jefe, con más de la mitad de la juventud en paro.
Nuestros baloncestistas serán la leche, majestad, pero su reino es un desastre, y a usted se le debería caer la cara de vergüenza por maquillar la diáspora de nuestro futuro con discursos tan cínicos. Mierda, majestad, mierda, estamos haciendo un país de mierda. Es una expresión muy plebeya que me sale del corazón.