Una mirada del arte a “el coloquio de los perros” en el 400 aniversario de la muerte de Cervantes
El alférez Campuzano cuenta al licenciado Peralta cómo dio con una arpía que lo dejó trasquilado y contagiado de sífilis. Convaleciente en el Hospital de la Resurrección de Valladolid, escucha un coloquio mantenido por dos perros, Cipión y Berganza, posibles hombres convertidos por una bruja al nacer en los dos animales hablantes que mantienen un diálogo al pie de la cama del enfermo. Berganza cuenta su vida a Cipión a instancias de éste, que continuamente le induce a modificar el relato con observaciones y reconvenciones.
Enmarcado en el seno de “El casamiento engañoso”, una de las Novelas Ejemplares de Cervantes, “El coloquio de los perros” es uno de los grandes experimentos literarios del autor del Quijote, un magistral juego de espejos en los que se reflejan la realidad, la ficción y el disparate. También es su mejor incursión en el género de la Picaresca y al mismo tiempo una crítica a la novela pastoril que el mismo Cervantes había utilizado en su obra inicial “La Galatea”: “todos aquellos libros son cosas soñadas y bien escritas para entretenimiento de los ociosos, y no verdad alguna”.
En el “Coloquio de los perros” se procede, por lo tanto, a tratar sobre la verdad. Una verdad que está más en el texto que en los protagonistas, seres fantásticos que son al mismo tiempo testigos de una realidad nada placentera.
¿Cómo representar este experimento literario de Cervantes desde las artes plásticas?
La pintora Sofía Gandarias (Guernica, 1951-Madrid 2016) se ha atrevido a llevar al lienzo las escenas y los personajes de “El coloquio de los perros” con un resultado asombroso y deslumbrante. Figuras en las que las cabezas de los perros tienen rasgos de seres humanos, en las que las brujas encarnan a personajes de la Inquisición o en las que los endemoniados se manifiestan en toda su trágica presencia. Dice el cervantista Francisco Rico en el texto del catálogo de esta exposición que, en los 28 cuadros que la componen, Gandarias traslada los sucesos atestiguados por Campuzano, a través de Cipión y Berganza, al dominio mágico y misterioso de la visión, transformando la narración cervantina en una “visión de visiones”.
Los cuadros que ilustran este “Coloquio de los perros” de Sofía Gandarias remiten a la estética de las pinturas negras de Goya, a las estilizaciones de El Greco, a la atmósfera de Gutiérrez Solana, a los personajes de algunas pinturas de Bacon y Edward Munch. Los colores negro y marrón, predominantes en todos ellos, introducen en el conjunto una sensación de opresión mezclada con un emocionante misterio.
- TÍTULO. “El coloquio de los perros. Sofía Gandarias”
LUGAR. Instituto de México en España. Carrera de San Jerónimo, 46. Madrid
FECHA de esta reseña: Junio de 2016.