El sentir Saharaui

Un nuevo año que se inicia, probables nuevas perspectivas y supuestos nuevos encuadres que tal vez no sean sino cuadrículas menores para el habitual gatopardismo rampante de cambiar todo para que todo siga como está.

Lo que sigue siempre como está es este tema de los colonialismos, neocolonialismos, colonialismos culturales, postcolonialismos, colonialismos informativos y hasta cibercolonialismos a modo de náusea interminable, una especie de Neverending Story de la infamia que cuando crees que por fin inició la vía de extinción inexorable y definitiva pues resulta que renace y toma vuelo como un ave fénix carroñero siempre resucitando de las hogueras de la ignominia histórica y la condición humana más abyecta.

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Xulio Formoso: saharauis
Puedes encargar un póster de este dibujo de Xulio Formoso a [email protected]

El caso del pueblo saharaui es un terrible ejemplo. El RASD o República Árabe Saharaui Democrática, podríamos decir aunque suene extraño que es una nación sin estado, es decir, una comunidad con características propias de identidad y cultura asociadas a una nación pero que no dispone de un estado propio y que, en consecuencia, está condenada a estar incluida en un estado donde la nación predominante es otra. Y para más inri, el sultanato marroquí convertido en monarquía hereditaria secuaz y chupacirios de los antiguos estancieros colonialistas de más al norte de Gibraltar y los Pirineos, les clava desde hace 30 años de Norte a Sur, un muro de 2700 km, 60 veces más largo que el de Berlín, vigilado por miles de soldados y minado de punta a punta para dejar a los legítimos propietarios de este territorio, secuestrados en su propio país y en la zona menos favorecida por los recursos naturales, más allá de los fosfatos y las zonas pesqueras de la costa atlántica.

Y resulta y acontece que mil y una resoluciones de la ONU confirman y reconfirman y vuelven a confirmar una y otra vez desde hace 40 años el derecho a la autodeterminación de los saharauis. Y no pasa nada. Nunca pasa nada. Porque desafortunadamente este muro de la vergüenza de este pueblo del desierto, al igual que el de Cisjordania, no dan rating. Al Pink Floyd jamás se le habría ocurrido escenificar The Wall en el campamento de refugiados de Smara o en cualquiera de las cuatro wilayas del Tinduf. Y es que hay muros que suenan alto y mucho y hay muros más mudos que Harpo Marx.

La música de un país ocupado

La República Democrática Saharaui es un país ocupado y como tal sus manifestaciones culturales son prohibidas por el invasor; en consecuencia, es esencialmente su población en el exilio la que además de conservar su arte y música, se encarga que estas evolucionen y progresen.

El Azawan o la cultura saharaui y sus áreas de influencia se extienden por el Bidan una extensa zona del desierto del Sahara Occidental. Parte fundamental de esta cultura es la música Haul, la música del pueblo del desierto. Aluvional y mixturada, producto de la confluencia de diferentes pueblos y civilizaciones: La negra del sur; la sudanesa traída por las caravanas que atravesaban el Sahara de un extremo a otro; las etnias autóctonas del Magreb, el pueblo bereber de las zonas costeras del Mediterráneo y obviamente la civilización árabe amalgamando todo lo anterior.

Los instrumentos que le dan forma y contenido son básicamente dos: el Tidinit, un pequeño laúd de madera y cuero de cuatro cuerdas que es interpretado por hombres y el Tebal, un tambor de piel de camello con piedras adentro que suenan al golpearlo y es tocado por mujeres.

La poesía está absolutamente ligada a la música, la métrica y el estilo se corresponden con las gamas y los tiempos musicales. Los poetas son los encargados de abrir los conciertos, son los cronistas del acontecer cotidiano y mantienen en alto el espíritu de las wilayas. Recientemente (desde el punto de vista histórico), hace solo cuatro o cinco décadas, el Frente Polisario creó el grupo El Uali rompiendo con un pasado tradicional e incorporando el canto a la causa revolucionaria de liberación, agregando en el proceso bajo y guitarras eléctricas y adaptándolas al legado del tidinit. Estoy convencido de que la nación saharaui no sobreviviría sin su música ancestral que es su herencia más valiosa y protege su existencia.

Independientemente de toda esta resumida y por demás escueta semblanza cultural hay una trágica situación en la que se encuentra actualmente el pueblo saharaui en los campos de refugiados y donde la simple subsistencia física prima sobre cualquier otro tema incluyendo la patria invadida. Y es que pasando hambre, ni la poesía sobre el hambre interesa.

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Xulio Formoso: Mariem Hassan
Puedes encargar un póster de este dibujo de Xulio Formoso a [email protected]

Mariem Hassan

Por eso canto al desarraigo y borro el nombre a las heridas, decía una canción para “Amantes de ningún lugar”, un álbum que grabé hace más de treinta años, cuando todavía era jóven, no sé si muy feliz pero no indocumentado. La vida del exiliado suele ser una sucesión cotidiana de himnos y cantos o cuando menos entonaciones al desarraigo y un constante borrar los nombres y hasta el apodo de las heridas. Cuestión de sobrevivencia física y emocional.

Mariem Hassan fue una más del aproximadamente cuarto de millón de exiliados que tiene la patria saharaui. Un pueblo del que solo un 20 % escaso sobrevive en campamentos de refugiados en una esquina interior de su territorio del Sáhara Occidental separada del resto por un gran dique de contención alambrado y minado por el ejército de ocupación de un reino dinástico y datilero desde 1975. Mariem fue y sigue siendo la voz más representativa de la música haul y su arte estuvo siempre ligado al Frente Polisario desde sus primeras presentaciones con el grupo Luali.

La primera vez que vi a Mariem fue en Saint Denis en París de 2002 y fue también mi primera aproximación a la música y los cantos del desierto. La volví a ver nueve años más tarde cuando ya el cáncer le marcaba impronta y presencia, en las presentaciones que hizo en Caracas y pude oír de nuevo su emblemática Intifada filarmónica de canciones tradicionales y religiosas.

Mariem, la niña de la cuenca de Saguia el Hamra, nos trajo las canciones de un pueblo refugiado que tuvo que salir de su tierra hace casi cuarenta años y sigue luchando para regresar a ella en medio de la indiferencia general y las complicidades canallas de los de siempre. El suyo fue un ejercicio terco y tenaz de expresión popular, austero y sediento como el desierto contra los vientos de disolución y a pesar de erosiones, desánimos, desalientos y diásporas de un pueblo que en vez de protagonizar su historia le ha tocado padecerla.

Xulio Formoso
Xulio Formoso, artista plástico y músico venezolano nacido en Vigo, España, y fallecido en Madrid el 7 de noviembre de 2018. Además de compositor y músico, autor e intérprete de 16 álbumes, Formoso era ingeniero civil graduado en la Universidad Santa María e ingeniero de sistemas por la Universidad de San Antonio de Texas. Como artista plástico contó con exposiciones de pinturas y dibujos en formatos de gran tamaño en galerías de arte de Caracas. Desde el 2007 se desempeñaba como articulista e ilustrador en diversas publicaciones culturales venezolanas como el semanario Todosadentro y desde el 2013 colaboraba asiduamente en "Periodistas en Español".

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