Nikki Haley (EE.UU.) se incorpora amenazante a su puesto en la ONU

La retórica beligerante de Donald Trump retumba ya con fuerza en la sede de las Naciones Unidas. Nikki Haley entregó el viernes 27 de enero de 2017 su credencial de embajadora de los Estados Unidos ante el organismo, pero antes, en una breve declaración ante la prensa en la sede neoyorquina, lanzó un mensaje desafiante a los socios que traten de torpedear sus políticas, informa Andes.

“Tenemos que respaldar a nuestros aliados y asegurarnos de que nuestros aliados nos respaldan. Y quienes no nos respalden, que sepan que vamos a apuntar sus nombres, y vamos a responder como corresponda», advirtió nada más poner el primer pie en el cuartel general en Nueva York.

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Nikki Haley en su primera comparecencia en la ONU

En el mundo de la diplomacia no están acostumbrados a un lenguaje tan directo y ni a unas formas tan rotundas, que contrastan radicalmente con el espíritu de diálogo que mostró el expresidente Barack Obama.

La exgobernadora de Carolina del Sur empezó a marcar el terreno incluso antes de coger el ascensor para reunirse con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. El encuentro entre la representante permanente estadounidense y el exprimer ministro portugués duró unos veinte minutos.

Nikki Haley, quien no tiene experiencia en el ámbito de la política internacional, fue confirmada esta semana por el Senado como embajadora. Es un puesto en el gabinete presidencial, por eso necesitaba la aprobación. En la audición reveló un perfil más moderado que el del presidente, que ya durante la campaña se mostró muy crítico con la institución.

En su primera intervención pública en la ONU, la embajadora dejó claro que va a haber un cambio inmediato en la manera en la que EE. UU. trabaja con el organismo multilateral y ha asegurado que su país va a mostrar su fuerza. Haley considera que ésta es la forma de dar valor a la institución internacional. En este sentido, ha garantizado que su país estará para “cubrir las espaldas” de los socios que le apoyen, y que plantará cara a los que se opongan.

«Es el momento de la fuerza, el momento de la acción, el momento de hacer cosas», afirmó en una breve declaración a la prensa, en la que habló de “un nuevo EE. UU. en la ONU”.

Donald Trump se refirió durante la campaña electoral a la ONU como “un club de gente para reunirse, hablar y pasárselo bien”. Es conocido en el seno del organismo que Washington suele barrer siempre para casa, como indican desde fuentes diplomáticas. La nueva embajadora va más allá, porque considera que es el momento de actuar en consecuencia y de mejorar las cosas que funcionan.

El mensaje combativo de la embajadora de Trump se refuerza, además, con la intención de la nueva administración estadounidense de proceder a un recorte drástico de los fondos que destina a las organizaciones internacionales como la ONU. EE. UU. financia una quinta parte del presupuesto general de las Naciones Unidas y aporta casi un 30 % de los recursos en las operaciones de paz.

Haley ya indicó que es partidaria de revisar la contribución que se hace al organismo, mientras que la institución evita especular sobre su efecto: “puede o no ocurrir”, comentó en días pasados el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric. La financiación, de hecho, es el punto débil del organismo.

Los países miembros también señalan que es pronto para hablar de posibles recortes, pero aprovechan el revuelo creado por las intenciones de la administración Trump para destacar la importancia de que EE. UU. mantenga el compromiso financiero con el organismo. Haley ha precisado que la intención es tratar de arreglar lo que no funciona y “acabar con cualquier cosa obsoleta o innecesaria”.

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