Rizoma: arquitectura, escultura, música, gastronomía, energías limpias

El festival Rizoma ha celebrado en Madrid su V Edición hundiendo sus raíces en el cine pero con atención hacia disciplinas artísticas como la arquitectura, la escultura, la música o la gastronomía, con particular acento en la transformación de la energía y el cambio climático.

Sus sedes, entre los días 24 y 28 de mayo de 2017, han sido consecuentemente Cinética Matadero, el cine Doré (Filmoteca española), el Círculo de Bellas Artes con su magnífica terraza soleada.., pero también MediaLab Prado, el Museo Reina Sofía con su restaurante galáctico Nubel, la sala Caracol y algunos tramos de Madrid Río. Términos como “Arte y espacio”, “tropical Moon Party”, “Fuzzy weather” (tiempo difuso) se hacen usuales en este Festival.

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A space program

La presentación en la terraza del Círculo de Bellas Artes estuvo a cargo de todos los intervinientes y contó con la participación estelar de Tom Sachs explicando por qué siendo escultor ha hecho su película A space program (EE. UU. 2015) como una reconstrucción de lo que podían ser o haber sido aquellos viajes espaciales que tantas expectativas concitaron en los años 60, con especial hincapié en la llegada a Marte de una mujer, y la muy especial de Carlos González Peinado, ex jefe de operaciones del complejo de comunicaciones de la NASA, que en un perfecto español habló de las relaciones arte y espacio.

Centrándonos en las películas proyectadas en el cine Doré, llamó la atención el falso documental Análisis de sangre azul (2016), de los españoles Daniel Velázquez y Blanca Torres. Este documental “falso” tan bueno que uno acaba creyendo que es un testimonio auténtico, muestra España con unas leyes y una medicina llenas de humanismo, de creatividad y de humor. El blanco y negro favorece esta sensación de hiperrealidad. Una España que trataba bien a sus loquitos y a sus idiotas, fruto estos últimos de la endogamia, pero que, aspirando a mejorar la raza, acogía en su seno a un extranjero olvidadizo con buena planta y modales aristocráticos.

Entre el valle leridano de Plan -donde se rueda la película- y la Universidad de Salamanca, el doctor Martín mide y compara parámetros y analiza conductas, siempre con la máxima hipocrática que reza «ante todo no hagas daño». Es así como un manicomio se podía transformar en un fantástico refugio donde ponerse a salvo de la que estaba cayendo fuera. En resumen, una fantasía que habla de muchas realidades y en la que Martín es el verdadero protagonista (discípulo de Unamuno y de Marañón) permitiendo que las élites fructifiquen y se multipliquen como en el mandato bíblico. Para reírse sin dejar de emocionarse ni sorprenderse. No hay duda que el cine mudo bebió de personajes como el Dr. Martín, con lo cual esta impostura documental tiene un largo recorrido de ida y vuelta.

Por el contrario Operación avalancha (EE. UU. 2016), dirigida por Matt Johnson, aburrió de forma notable, a pesar de ser una parodia -destinada por tanto a hacer reír- sobre aquellas sospechas que aún persisten de si la llegada del hombre a la luna en los años 60 del pasado siglo fue verdad o no, con todo lo que inspiró aquel primer alunizaje de posible falsedad a causa de los reflejos y sus sombras. Una aventura en la que, igual que ocurría con todos los que habían trabajado en las tumbas de los faraones, murieron uno a uno todos los que podían saber algo de lo que realmente ocurrió. Lo mejor es el arranque, con el presidente Kennedy defendiendo en Cabo Cañaveral la necesidad de los viajes espaciales como forma de elevar el espíritu americano y encarar con éxito el futuro de la nación. Un discurso de una construcción impecable con el joven presidente en todo su apogeo.

Finalmente, en A space program (Un programa espacial) Tom Sachs mezcla el humor con la ciencia espacial y la fantasía en una reconstrucción rigurosa que, aunque de juguete, consigue interesar a un público que la vive como un auténtico hecho teatral. Los materiales que utiliza (madera, hierro, acero inoxidable, chorizos y tijeras) junto con  mucho humor, crean una performance que invita a conocernos mejor a nosotros mismos, pues ése debía ser según el artista, el fin último de los viajes espaciales.

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A favor de las energías alternativas

A Media Lab Prado acudió la norteamericana y CEO transgénero Christine Hallquist, protagonista del documental Denial, quien afirmó que las transformaciones en materia de energía en su país, EE. UU; y concretamente en el estado de Vermont, donde ella reside y trabaja (cerca de Canadá) han corrido paralelas a su transformación sexual.

Sin dejar de reivindicarse capitalista y con un gran sentido del humor, afirmó que cuanto mejor y más limpia es la producción de energía, cuantos menos fósiles y materias tóxicas se consumen en su producción, más barata resulta. Ella trabaja en una compañía eléctrica de Vermont, uno de los estados con menos paro y donde la energía es como mínimo la mitad de barata que en el resto de los estados. Los equipos se han financiado con el ahorro de las familias en la factura, por lo que los consumidores no han tenido que hacer ningún aporte inicial para instalarlos. Con una producción mayoritaria de energía solar y de viento y cada vez menos de fósiles, es residual, mínima, la energía nuclear, si bien no contestó a la pregunta que se le hizo entre el público sobre magnetismo, por problemas de traducción.

Con ella estuvo la activista española Cote Romero, quien desde la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, persigue el empoderamiento de la población a través de una mayor información de consumidor sobre la producción eléctrica y el poder de las empresas del sector en España. El proyecto contempla un sistema de redes locales que quiere transformar el entorno para evitar los abusos porque «es una vergüenza que en un país con tanto sol estemos pagando un tributo al sol». Un cambio que ha de ser conectado, de ahí la necesidad de formar redes, y de abajo a arriba.

Viene a este propósito citar el documental español El camino del Sol (2016), un corto de veinte minutos dirigido por César Vea y protagonizado por Ismael Fritschi, en el que se narra el dramático abandono que sufren las 62 000 familias españolas que creyeron en las energías verdes y hasta se endeudaron para invertir sus ahorros en energías fotovoltaicas en 2010.

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Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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