Algunos adjetivos en español admiten dos formas superlativas diferentes: así, fuerte puede formar fuertísimo, considerado popular, y fortísimo, y pobre da lugar tanto a pobrísimo como a paupérrimo.
En los medios de comunicación se encuentran ejemplos como «Imágenes fuertísimas y una campaña contra las letras machistas del reguetón», «Tras el fortísimo choque, la mujer de 26 años falleció en el acto», «El juego desplegado fue pobrísimo» o «10 goles en 75 partidos es un bagaje paupérrimo para un delantero del Valencia», todos válidos.
El Diccionario de la lengua española señala que el adjetivo fuerte puede presentar dos superlativos: el regular fuertísimo, considerado popular o conversacional según la Gramática, y el irregular y culto fortísimo. Del mismo modo, a partir del adjetivo pobre se forman los superlativos pobrísimo y la variante culta paupérrimo.
La Academia recoge otros dobletes similares, como ocurre con los adjetivos cierto, antiguo o reciente, entre otros, cuyos posibles superlativos son ciertísimo o certísimo, antiquísimo o antigüísimo, recientísimo o recentísimo, nuevísimo o novísimo, lejísimos o lejísimo, respectivamente.
Se recuerda que, si bien la mayoría de los adjetivos forman el superlativo con el sufijo –ísimo, los que utilizan el sufijo -érrimo parten de un adjetivo que incluye la letra erre en la última sílaba: libre/libérrimo, negro/nigérrimo (también es válido y más frecuente negrísimo), mísero/misérrimo…