Responsables del sistema de Naciones Unidas han condenado los actos de violencia xenófoba contra migrantes venezolanos en la ciudad de Iquique, en el norte de Chile, informa la IPS.
«Manifiesto mi más profunda preocupación, ya que estos actos de violencia van en menoscabo de los derechos humanos y deben condenarse categóricamente», declaró Eduardo Stein, representante especial de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Stein, vicepresidente de Guatemala entre 2004 y 2008, dirige la Plataforma de Coordinación Interagencial (Acnur-OIM) para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V), con base en esta capital.
El jurista chileno Felipe González Morales, relator especial de las Naciones Unidas para los derechos de los migrantes, consideró «muy lamentable la nueva agresión a migrantes durante la manifestación en Iquique, golpeando a uno de ellos, destruyendo bienes y profiriendo gritos xenófobos».
«Las autoridades civiles y policiales deben prevenir la repetición de hechos de este tipo en manifestaciones», escribió González Morales en su cuenta de la red social Twitter.
Responsables de agencias de la ONU en Chile se reunieron con la cancillería para expresar su preocupación por los actos de violencia y xenofobia contra migrantes y solicitantes de asilo venezolanos en el norte del país.
Las protestas en Iquique, ciudad y puerto de unos 300.000 habitantes, fueron particularmente fuertes el 30 de enero, cuando exaltados dentro de una manifestación de unas tres mil personas –que protestaban contra la inseguridad y la inmigración ilegal- vandalizaron un campamento de migrantes y golpearon a uno de ellos.
Los manifestantes profirieron a viva voz expresiones xenófobas en contra de los migrantes, principalmente de los venezolanos.
Un detonante de la protesta fue la circulación de imágenes de días anteriores en que unos migrantes, al parecer involucrados en tráfico de drogas, golpearon en esa ciudad a dos agentes de la militarizada Policía de Carabineros de Chile.
Al día siguiente de la manifestación hubo un paro de camioneros en la región, en protesta contra la inseguridad ciudadana y la inmigración ilegal.
En septiembre de 2021 otra manifestación de repudio a la inmigración en Iquique degeneró en actos vandálicos contra un campamento de venezolanos.
Stein destacó en su declaración que «ninguna persona merece ser discriminada», y alentó «a las autoridades y los líderes de opinión, a promover el respeto por la diversidad» pues «constituyen un apoyo tanto a las personas en movilidad como a las comunidades que generosamente las reciben».
Elogió a las comunidades fronterizas y de primera acogida porque «son quienes han abierto sus puertas de manera incondicional para apoyar a los caminantes que llegan en situación de extrema vulnerabilidad».
Miles de venezolanos han cruzado la frontera de Chile caminando desde el altiplano en Bolivia, a menudo por parajes inhóspitos, con temperaturas gélidas o muy altas, y con frecuencia se informa que algunos perecen en el intento.
Stein también exhortó a las migrantes de Venezuela a «respetar las leyes y reglamentos de los países en que se encuentran», pues sucesos como los de Iquique «aunque son hechos aislados, que no representan a la comunidad, no deben ser utilizados para incitar a la discriminación ni a la violencia».
Finalmente llamó a la comunidad internacional a «continuar apoyando a Chile y a los países de la región que han ofrecido de manera incondicional protección a las personas refugiadas y migrantes de Venezuela. La responsabilidad es compartida».
En Chile, un país con más de diecinueve millones de habitantes, hay 1,4 millones de migrantes, y los venezolanos son los más numerosos (448.000 según R4V), seguidos de peruanos, haitianos y colombianos.
En los últimos siete años migraron de su país más de seis millones de venezolanos, y de ellos cinco millones se han ubicado en países de la región.