El reinicio el pasado domingo 27 del largo conflicto bélico en el Cáucaso tras la agresión de Azerbaiyán a Armenia, por el disputado territorio de Nagorno-Karabaj, ha motivado que todos los ciudadanos y sectores de ambos países hayan hecho gestos a favor de las Fuerzas Armadas respectivas. El ajedrez, que es una religión en ambos países, no podía pasar por alto esta ocasión.
En la capital de Azerbaiyán, Bakú este martes 29 se celebró un torneo de ajedrez dedicado a Ilgar Ismaylov por parte del Departamento de Juventud y Deportes y el club de ajedrez ‘White Top’ al que acudieron unos 48 ajedrecistas. El responsable del Departamento de Juventud y Deportes es Sabir Miryazev, cuyo hijo murió en la guerra de los cuatro días en 2016.
Las autoridades azeríes destacaron que el objetivo del torneo era honrar a Ismaylov, considerado un héroe durante la guerra de Nagorno-Karabaj donde murió en 1992, así como inculcar «el patriotismo a los jóvenes».
La utilización de torneos de ajedrez como referencia patriótica no es nueva. Así, el actual campeón del mundo, Magnus Carlsen, se prestó el año pasado en un torneo a la propaganda azerí, jugando con escolares, cuyas familias eran desplazadas dentro de los siete distritos de la actual franja de seguridad armenia, y que colocaron flores en un monumento al padre del actual presidente de Azerbaiyán, Heydar Aliev, cuyo hijo Ilham lo ‘heredó’ y dirige con mano de hierro desde 2003. El torneo que ganó Carlsen se disputó en Shamkir cerca de la frontera con Armenia.
El gran maestro azerí, Shakhriyar Mamedyarov, se ha pronunciado en una red social en apoyo de su país en el conflicto.
También se puede citar lo que ocurrió anteriormente en la 42ª Olimpiada Mundial de Ajedrez que se celebró en Bakú en septiembre de 2016. Hubo dos trebejistas que fueron declarados personas non gratas por Azerbaiyán y que no admitía en su territorio por el simple hecho de haber visitado Nagorno-Karabaj, Artsaj para los armenios. En concreto, el gran maestro suizo Yannick Pelletier y el ajedrecista, árbitro y periodista irlandés, Kevin John O’Conell.
En ambos casos se requirió el envío de una carta firmada al Ministerio de Asuntos Exteriores para que reafirmaran «su pleno respeto a la integridad territorial y la soberanía de Azerbaiyán dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas y entre otras cosas, las leyes y reglamentos de Azerbaiyán».
En la citada Olimpiada, Armenia decidió no acudir. También, como en el actual conflicto, el apoyo de Turquía se puede comprobar en la marginación de una ajedrecista armenia, a instancias azeríes como le sucedió el año pasado a la jugadora Maria Gevorgyan.
Por su parte en Armenia, el ajedrez forma parte de su identidad nacional, no en vano, la BBC la definió como «la nación más inteligente del mundo», contando con 44 grandes maestros.
El número 7 mundial y mejor jugador del país, Levon Aronian no lo ha dudado ni un minuto desde la agresión bélica. «Cuando era pequeño mi abuelo me contó que mi ascendencia provenía de Karabaj. Gané mi primer torneo en la maravillosa ciudad de Stepanakert. Somos personas que siempre defendimos con orgullo nuestra historia. Esta vez también lo haremos, lo sé», escribió en una red social.
Del mismo modo, solicitó públicamente donaciones en apoyo de Artsaj y Armenia. «Como probablemente sabrán Armenia y Nagorno-Karabaj están siendo atacados por Azerbaiyán y Turquía. Muchos de mis amigos van a defender nuestras fronteras y apoyar a nuestras tropas para proteger a nuestro pueblo y nuestra patria. Cualquier ayuda es esencial para mi país ahora. Les pido que se unan a nuestra campaña y apoyen a nuestra nación donando. Gracias desde el fondo de mi corazón».
En Armenia el ajedrecista es considerado un héroe, siendo un referente muy conocido en la sociedad. Fue declarado mejor deportista de Armenia en 2005, galardonado con el título de Maestro Honorario de Deportes en 2009 y la orden San Mesrop Mashtots en 2012.
También se puede citar el caso del gran maestro Meliset Khachiyan, primer entrenador de Levon Aronian, y que actualmente vive y defiende a Estados Unidos. La familia Aronian lo acogió tras huir de Bakú, capital azerí, donde nació cuando estallaron los progromos contra los armenios durante el conflicto iniciado en 1988 y que acabó en 1994.