Dos exoficiales de los servicios de inteligencia siria: Anwar Raslan, de 57 años, y Eyad al-Gharib, de 43, son juzgados desde hoy, 23 de abril de 2020, en Coblenza (Alemania), acusados de «crímenes contra la humanidad» por haber participado en la «maquinaria de muerte» creada en Siria por Bachar el-Assad.
Ambos fueron detenidos en febrero de 2019 en Alemania, donde habían obtenido asilo en 2014, acusados por el European Center for Constitutional and Human Rights (ECCHR), según una información publicada por Hala Kodmani en el diario francés Libération, quien cita una videoconferencia de prensa del 22 de abril en la que participaron la militante Abeer Farhood, exdetenida en Siria, y el abogado Anwar al-Bunni, conocido por su interés en perseguir y llevar ante la justicia a los torturadores del régimen sirio.
Anwar al-Bunni, quien pasó largos períodos detenido en varias cárceles sirias a partir de 1980, lo mismo que sus cinco hermanos y su hermana, fundador del Centro Sirio para el Estudio e Investigación Legal, fue quien, en 2015, reconoció en Berlín a Anwar Raslan, su torturador durante cinco años entre 2006 y 2011, ahora acusado de complicidad en las torturas de más de cuatro mil prisioneros.
A Eyad al-Garib le acusan a su vez de participar en las torturas sufridas por más de treinta detenidos.
A pesar de la crisis sanitaria y el confinamiento en Alemania, el tribunal ha decidido «mantener el juicio en la fecha señalada a causa de su importancia».
Patrick Kroker, abogado del ECCHR (fundado en 2007 en Berlín por el abogado Wolgang Kaleck), quien representa a ocho de los dieciséis querellantes en una causa que se conoce con el nombre de «Al-Khatib», la rama de los servicios de inteligencia sirios a la que estaban adscritos los dos acusados, asegura que «las víctimas quieren que el mundo entero descubra y reconozca la verdad de un sistema criminal».
Para Steve Kostas, abogado de la ONG Open Society Justice Initiative, quien representa a seis querellantes «los grupos militantes sirios han hecho en los últimos años un formidable trabajo de investigación para identificar a los culpables, buscando a las víctimas y recogiendo sus testimonios. Para los sirios, y en la esperanza de que un día sea una realidad en su país, es importante ver cómo actúa una justicia independiente en el marco de un estado de derecho».
Lo que se va a juzgar en Coblenza –escribe la periodista de Libération- «es todo un sistema de tortura metódica practicada desde hace décadas en las cárceles sirias. Se trata de determinar el funcionamiento del aparato de seguridad (del régimen sirio) y remontar la jerarquía hasta llegar a quienes dan las órdenes en la maquinaria de torturar, con frecuencia hasta la muerte, como han puesto de relieve los miles de fotografías sacadas por ‘César’, apodo de un antiguo fotógrafo de las penitenciarías encargado de archivar las imágenes numeradas de los muertos en las cárceles».