Las autoridades nigerianas sabían que Boko Haram planeaba un secuestro de niñas
Amnistía Internacional (AI) ha asegurado que los responsables de seguridad de Nigeria sabían de antemano que los terroristas islamistas de la secta Boko Haram pensaban atacar un internado de niñas en el norte del país y no hicieron nada para impedir la agresión que se saldó con el secuestro de unas 300 adolescentes el 14 de abril, de las que más de 260 continúan en manos de sus raptores.
Los terroristas, después de asegurar en un vídeo que se ha visto en todo el mundo que el Islam considera a las mujeres seres inferiores, han amenazado con vender a las niñas como esclavas sexuales o casarlas a la fuerza.
Resulta muy difícil de tragar que en pleno siglo XXI y con todas las innovaciones tecnológicas en materia de armamento y logística, casi trescientas niñas, como si fueran invisibles, lleven un mes secuestradas en algún lugar de ninguna parte entre Nigeria y Camerún, sin que hasta el momento se haya producido una respuesta, no solo nacional sino sobre todo internacional.
Los países occidentales, tan dados a intervenir en situaciones conflictivas de otros lugares cuando peligran sus intereses estratégicos o económicos, abandonan a su suerte a varios cientos de adolescentes, sabiendo que se encuentran en manos de hombres sin escrúpulos que, con la coartada de una religión manipulada, pueden abusar de ellas, esclavizarlas, violarlas e incluso matarlas. Y seguramente lo están haciendo.
AI, organización humanitaria de defensa de los derechos fundamentales y denuncia de las exacciones que a diario se cometen en todos los países del planeta, asegura haber efectuado entrevistas con «múltiples fuentes creíbles” y asegura que las fuerzas armadas nigerianas supieron, con cuatro horas de antelación, que las guerrillas de Boko Haram planeaban el ataque al internado de la escuela secundaria de Chibok. Amnistía asegura que lo que impidió que el ejército nigeriano actuara en el momento fue su incapacidad para reunir a las tropas a tiempo y el temor a enfrentarse con los rebeldes, mucho mejor equipados.
«El secuestro se podía haber evitado», ha manifestado la portavoz de AI Susanna Flood.
En la noche del 14 de abril, y mientras dormían en el internado, fueron secuestradas 300 adolescentes nigerianas, 53 de las cuales consiguieron escapar escondiéndose en el edificio o saltando de los camiones en marcha. Altos responsables de las fuerzas armadas nigerianas han declarado a AI que estaban al corriente de que iba a producirse el ataque de Chibok, porque les habían alertado las patrullas civiles del pueblo vecino de Gagilam.
Después del rapto de las niñas, los extremistas de Boko Haram, que no esconden su intención de implantar la “ley islámica” en la zona nordeste de Nigeria, bajo su influencia, han continuado atacando objetivos: en los primeros días de mayo bombardearon el puente que unía la ciudad de Gamboru con Maiduguri, capital del estado de Borno y sede de la ofensiva militar nigeriana contra las guerrillas islámicas. El ataque arrojó un saldo de entre 100 y 300 muertos, según las fuentes. Al mismo tiempo se llevó a cabo un nuevo secuestro de otras ocho adolescentes.