Galicia ha sido el país invitado al festival de música intercéltica de Lorient, en la región francesa de Bretaña, que al término de diez días y diez noches de festividades concluyó el domingo 11 de agosto, con una estimación de 800 000 visitantes a esta 49 edición.
Cerca de 75 000 personas asistieron al gran desfile de las naciones celtas que clausuró el festival, evento filmado y que será retransmitido por el canal de televisión FR 3 en Francia el 14 de agosto a las nueve de la noche.
Un “badge” de solidaridad por solo cinco euros, comprado por más de 83 000 visitantes, permitía durante el festival el acceso a todos los pabellones de las naciones celtas y al medio centenar de conciertos gratuitos, con participación de trescientos músicos venidos de Irlanda, Asturias, País de Gales, Escocia, Galicia o Bretaña.
Bailes populares bretones o fest noz, cenas y conciertos, desfiles musicales, espectáculos diversos como la noche intercéltica, y una variada gastronomía en los diferentes pabellones han constituido el apetitoso programa de Lorient este 2019.
La delegación gallega estuvo encabezada este año por destacados artistas como Carlos Núñez, Mercedes Peón, o Milladoiro, pero también con la participación de reputados artistas y bandas gallegas: Josele, Begoña Lorenzo, el grupo de baile Xirandela, las pandereteiras Bouba, Suso Baamonde, Davide Salvado, la banda de música de Silleda, o la banda de gaitas de Forcarel. La delegación asturiana contaba con grupos musicales como la banda de gaitas Fonte Fuecara, los gaiteros Rubén Alba y Pedro Pangua, o el grupo de baile Prau Llerón de Mieres.
Siete grandes conciertos de pago se celebraron así mismo con participación de miles de personas y billetería agotada por anticipado. Entre ellos Carlos Núñez, Mercedes Peón o Goran Gregovic fueron momentos culminantes de este festival. Sin olvidar a Red Cardell y Bagad Kemper, Nolwenn Leroy, o Soldat Louis.
En una escapada desde París he asistido a esa inolvidable experiencia que es un concierto del siempre dinámico y entrañable Carlos Núñez, gallego de nacimiento y bretón de corazón, como él suele definirse, quien como apasionado músico y verdadero director de orquesta sabe reunir múltiples talentos venidos de horizontes diversos, para demostrar una vez más los lazos y los puentes que unen la música céltica y las músicas y ritmos del mundo entero.
Además de los miembros habituales de su banda musical, como su hermano el percusionista Xurxo Nuñez, el guitarrista Pancho Álvarez, o la violinista Begoña Riobó, numerosos fueron los artistas invitados como la virtuosa acordeonista vasca Itsaso Elizagoien, el veterano músico bretón Alan Stivell, el afamado grupo Bagad Cap Caval, o el violinista canadiense Jon Pilatzke.
En total sesenta músicos acompañaron este megaconcierto de Carlos Núñez. Sin olvidar tampoco la participación del joven Yann Tudi Ruaud, virtuoso de la gaita (la cornemuse en Bretaña) a sus trece años de edad, natural de Lorient, la misma edad por cierto que tenía Carlos Núñez cuando su padre le llevó a Lorient por vez primera para escuchar un concierto de Alain Stivell, en los años ochenta.
En presencia de tres mil personas en el espacio Marine de Lorient y durante dos horas y media, Carlos Nuñez invitó al público a un viaje festivo a través de la música celta, desde dos mil años atrás, con el descubrimiento de arpas, flautas y percusiones de otros tiempos que encuentran hoy su prolongación en nuestros días.
En su erudita búsqueda arqueológica sobre los orígenes de cada instrumento y su voluntad de mostrar los lazos entre el mundo celta y el resto de la península ibérica, Núñez invitó también a la banda de dulzainas de Ávila, y a una banda alicantina con sus flautas y tambores.
Momento álgido en esta búsqueda de músicas de antaño, integrado al concierto de Carlos Núñez, fue el descubrimiento del Carnyx, o Karnyx, sorprendente instrumento de viento de la edad de hierro celta (300 a 500 años después de Cristo) una especie de impresionante trompeta de bronce suspendida verticalmente, con la campana en forma de cabeza de jabalí. Instrumento que era utilizado en las batallas para amedrentar al enemigo con el sonido que llegaba por encima de sus cabezas. Un instrumento que fue adaptado luego en otras formas por griegos y romanos.
Con su gaita o su flauta en mano no dudó tampoco Carlos Núñez, maestro de ceremonia y director de tan gigantesca orquesta, en bajar a la sala desde el escenario, acercándose a su público, para saludar y estrechar manos, invitando a sus músicos también a ocupar esos espacios, dando a su concierto un carácter entrañable, colectivo, festivo y generoso. Las últimas ovaciones sonaron todavía pasadas las doce y media de la noche, mientras afuera la lluvia no había cesado de caer en el puerto de Lorient.
Aviso a los aficionados a la música céltica: un año se cierra y otro empieza ya, pues los organizadores acaban de anunciar que, en la 50 edición del 7 al 16 de agosto 2020, la Nación invitada será Bretaña.