Lo malo de ser perfecto es una función teatral que se estructura en tres episodios unidos por el denominador común de Antonia San Juan, mujer polifacética que es quien, en cada caso, domina la escena.
No llega a ser una comedia, puesto que la peripecia no es unitaria, sino tres situaciones distintas en que el personaje de Antonia, como representante e icono del eterno femenino, da lecciones ya sea en el sofá de su casa, debajo del Viaducto de la calle Bailén o en la sala de espera de un ambulatorio de la Seguridad Social, de cómo andar por la vida y, sobre todo, de la necesidad absoluta de que los hombres, todos los hombres, salgan del armario sí o sí. Porque serlo lo son y no hay más que hablar, y si no lo saben todavía, pueden dar las gracias de tenerla a ella para abrirles los ojos a su realidad.
Sus víctimas, en efecto, saben que no tienen escapatoria y, ante la labia de Antonia, sus maravillosos -y muy cercanos- tacones y sus despampanantes pelucas (acompañados siempre por la música más seductora que haya cantado Jane Birkin), no tienen más que acatar el veredicto por mucho que de entrada se resistan.
Para colmo de audacia -o ingenuidad máxima, según se mire-, Antonia San Juan sigue metiéndose con los programas televisivos de más éxito popular y con los periodistas que participan en ellos y que se ganan los garbanzos largando del prójimo a diestro y siniestro. Y esto resulta ya un poco viejo, Antonia, aunque es admirable que no tires nunca la toalla.
Pero a Antonia le ha salido aquí una rival de cuidado, y es su hermana mayor, Adela (Félix Navarro), un ser sufrido como pocos que cuida de su madre inválida a pesar de que siempre la maltrató. Adela fue, en efecto, quien con sus industrias -ya se pueden imaginar cuáles- dio de comer a toda la familia en los malos tiempos, un ser abnegado y generoso donde los haya, pero ahora está tan harta de injusticias que hasta el bolo alimenticio quiere que se lo resuelva la Seguridad Social. Ella se niega a seguir intentándolo. Ambas juntas, en el último de los tres episodios, echan pestes de los médicos especialistas en el último tramo digestivo.
Pues bien, Adela, la hermana, es un personaje sacado talmente del Paralelo barcelonés que imita cantando a las tres folklóricas más divinas que ha dado la copla (Lola Flores, Rocío Jurado, Juanita Reina) y que está dispuesta a animar los entreactos del teatro cantando en directo. Dicho y hecho. Y que ya puesta, una vez que le ha cogido el ritmo, por unos eurillos más dejará limpios los baños y recogerá el local entero cuando a las 8 de la mañana todo termine.
Cuidado Antonia con Adela, que acabará desbancándote.
Ahora lo que dice el prospecto de sala en manos de expertos publicistas: «Lo malo de ser perfecto es una comedia aguda que combina humor, diálogos punzantes llenos de ironía y sarcasmo con un texto repleto de sorpresas en un viaje alrededor de la pareja, la amistad, la seducción, la familia, donde el espíritu de la directora se deja entrever en cada palabra, en cada gesto, incluso en cada silencio. Todo ello se combina a la perfección con las canciones en directo que Antonia San Juan engarza de una manera acertada, interpretadas por el actor y cantante Félix Navarro. Una galería de personajes inigualables en los que el público reconoce desde el principio a su cuñado, a su suegra, a su vecino, a su amiga íntima.»
- Título: Lo malo de ser perfecto
Autora y directora: Antonia San Juan
Reparto: Antonia San Juan, Luis Miguel Seguí y Félix Navarro
Vestuario y estilismo: Carlos Díez
Producción: Miguel Seguí Trece Producciones; Vanesa Tejero y Raquel Ortiz
Música original: Willi Sánchez
Espacio: Teatro Nuevo Apolo
Fecha: 8 de octubre de 2015