En una jugada inesperada, un grupo de mujeres en la Cámara de Diputados de Argentina, a la una de la madrugada de una larga sesión, reclamaron la aprobación de un estancado proyecto de paridad de género en la representación política. Hubo resistencias y discusiones, pero una hora después, la iniciativa se convertía en ley por amplísima mayoría, informa Daniel Gutman[1] (IPS) desde Buenos Aires.
Así, con votos de todos los partidos se dio un paso histórico para la política argentina: a partir de las próximas elecciones legislativas, en 2019, todas las listas de las candidaturas al Congreso Nacional deberán obligatoriamente intercalar un varón y una mujer, para asegurar que la participación paritaria en sus dos cámaras.
La norma establece, además, que la mitad de las listas a los cargos nacionales de los partidos políticos deberán corresponder a mujeres, si bien en este caso no obliga a la intercalación de género.
El sorpresivo movimiento en la madrugada del 23 de noviembre por las diputadas argentinas sacó del congelador un proyecto de ley que ya contaba con la aprobación del Senado desde hacía 13 meses, así como un dictamen positivo de una comisión desde octubre, pero que no se contemplaba en los debates de la Cámara de Diputados este año.
Casi a las cuatro de la mañana, cuando la sesión terminó, el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, de la gobernante alianza Cambiemos, pidió a las eufóricas diputadas que habían participado en la misión que se tomaran una foto conjunta. Entonces, muchos de los diputados se sumaron a la escena para evidenciar su apoyo.
«Fue una estrategia inteligente y transpartidaria para instalar un tema que se venía postergando. Una vez que se acordó votar, casi todos lo hicieron a favor. ¿Con qué argumentos podía un diputado justificar públicamente un voto en contra?», se preguntó Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justica y Género (ELA).
Se trata de una de las muchas organizaciones de la sociedad civil que venían reclamando la sanción de esta ley desde hace más de diez años, en los que se presentaron decenas de proyectos.
Gherardi aseguró a IPS que esta ley «representa un nuevo paradigma de democracia paritaria, que no tendría que limitarse al Poder Legislativo. La política debe reflejar la diversidad de la sociedad».
Otro avance latinoamericano
Argentina sigue de esta manera el camino que en América Latina marcó Ecuador, el país que desde 2008 le dio rango constitucional a la paridad de género en los cargos de elección popular.
Así lo señala un informe sobre la democracia paritaria en la región, elaborado por la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), un órgano intergubernamental adscrito a la Organización de Estados Americanos (OEA), que concluye que la región es la más avanzada del mundo en materia de normas que protegen la participación política de las mujeres.
Luego de Ecuador, Argentina es el quinto país que fija una cláusula de paridad en la representación parlamentaria, después que ya lo hicieron Bolivia, Costa Rica, Nicaragua y México.
Pero el escenario en la materia no se agota allí porque en total son 15 los países latinoamericanos que tiene legislación sobre paridad o cuotas que van de 20 a 50 por ciento para los cargos colectivos de elección popular.
Las normas, de todas maneras, no siempre se han aplicado de manera efectiva, según señala un documento de Atenea, un proyecto desarrollado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ONU Mujeres e Idea Internacional, tendiente a impulsar la paridad política en América Latina.
Se trata de un tema en el cual Argentina es pionera en la región ya que en 1991 estableció la primera ley de cupo femenino, que fijó un piso obligatorio de 30 por ciento de mujeres en las listas de candidatos, «en proporciones con posibilidades de resultar electas».
Sin embargo, el documento «La Paridad política en la Argentina. Avances y Desafíos», presentado este año por el proyecto Atenea, señala que, si bien la ley de cupo favoreció el acceso de las mujeres a la política, con el correr de los años ese 30 por ciento fijado se convirtió «en un techo difícil de superar».
Alejandra García, asociada de género del PNUD Argentina, afirmó a IPS que la representación política de las mujeres en el país «había quedado estancada. Por eso es muy positivo este nuevo avance legislativo».
García sostiene que las leyes de cupo o de cuotas «son de discriminación afirmativa y tienen una naturaleza temporal. En cambio, esta nueva ley es conceptualmente distinta, ya que busca garantizar de manera definitiva la representación paritaria».
La cuestión de la paridad de género en los parlamentos ingresó a la política argentina a principios de este siglo, cuando fue establecida por leyes de tres de las 23 provincias del país: Santiago del Estero, Córdoba y Río Negro.
El tema volvió el año pasado, cuando se sumaron otras cuatro (Buenos Aires, Chubut, Salta y Neuquén) y el Senado dio media sanción a un proyecto para el orden nacional.
Fue el 19 de octubre de 2016 cuando la paridad política adquirió gran repercusión, en coincidencia con masivas marchas de mujeres en todo el país contra la violencia machista, bajo el lema «Ni Una Menos», impulsadas tras varios feminicidios o femicidios.
Sin embargo, en esos mismos días la Cámara de Diputados estaba tratando un proyecto de reforma electoral impulsado por el gobierno del presidente Mauricio Macri, que entre otras cuestiones incluía cambiar del voto de papel al electrónico, pero no incorporaba cambio alguno en las cuestiones de género.
La ley de paridad, finalmente, solo espera la promulgación del Poder Ejecutivo, que se da por descontada luego de que fie aprobada con 57 votos a favor y solo dos en contra en el Senado y 165 positivos, cuatro negativos y dos abstenciones en Diputados.
«Es el resultado de muchos años de esfuerzos para que la política incorpore la voz y la presencia de las mujeres cuando se toman decisiones que impactan en el conjunto de la sociedad», dijo la diputada Victoria Donda.
Esta integrante del progresista Movimiento Libres del Sur fue quien interrumpió el curso programado de la sesión de la noche del día 22, para reclamar que se votara la ley de paridad de género, sin necesidad de debate o discursos, lo que despertó una discusión antes de aceptarse el procedimiento poco después.
«La contundencia de la votación expresa el avance de los reclamos por la igualdad de derechos», agregó quien de alguna manera como diputada representa un símbolo de la democracia argentina.
Ello porque esta diputada de 40 años es una hija de desaparecidos nacida en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el más célebre de los campos de concentración de la última dictadura militar (1976-1983).
Donda fue apropiada por la familia de un miembro de una fuerza de seguridad y recuperó su verdadera identidad en 2003.
Las cuentas pendientes con la paridad política argentina están ahora en el Poder Ejecutivo y en el Poder Judicial.
En 2016 apenas había 13,6 por ciento de mujeres en cargos ministeriales y 14 como secretarias de Estado, de acuerdo a datos de Atenea.
En los gobiernos municipales, solo hay datos oficiales de la oriental provincia de Buenos Aires, que es la más grande y poblada del país. Allí, apenas 2,9 por ciento de las intendencias (alcaldías) son ocupadas por mujeres.
La proporción sube hasta 31,7 por ciento en los Concejos Deliberantes, que son los órganos legislativos municipales, ya que allí se viene aplicando el cupo del 30 por ciento establecido por la legislación nacional.
- Editado por Estrella Gutiérrez (IPS)