En el marco de una extensa gira mundial, los Ballets Jazz de Montreal (BJM) han pasado por el Auditorio Puente del Rey, en los madrileños Veranos de la Villa, para dejar en la capital ese puntito de realidad a veces irreal, a veces un tanto onírica y siempre consciente de una libertad de interpretación sin límites, de lo que sucede en escena.
Ballets Jazz Montreal. Zero in on. Foto Verónica GranadoEl espectáculo está compuesto por tres ballets producidos por los BJM, bajo la dirección artística de Louis Robitaille: Zero in on (someone/something), en otras palabras, ‘enfoque del máximo esfuerzo sobre una persona u objeto’, con coreografía del catalán Cayetano Soto: Kosmos, creación coreográfica de Andonis Foniadakis. Estos dos ballets ocupan la primera parte y tras un necesario intervalo impuesto por el cambio total de temática, el tercer ballet de la noche: Harry, la creación cumbre – por ahora – del prestigioso creador de coreografías de origen israelo – americano Barak Marshall.
Zero in on
La música del famosísimo y prolífico compositor norteamericano Philip Glass marca todo el proceso de actuación del dúo de danzantes que en ‘cero segundos deben concentrar todo su poder y energía’, sobre su persona, sobre el compañero y sobre el reducido espacio escénico. Los intérpretes escenifican una danza acrobática, mimetizando, con una estética que roza la perfección, una serie de posturas esculturales que casi son un milagro de coordinación que refleja al mismo tiempo sensualidad y poder.
Kosmos
En esta nueva creación para los BJM con la coreografía del brasileño Andonis Foniadakis y la música de Julien Tarride, ambas se inspiran en el mundo que nos rodea y en el frenesí cotidiano que viven las gentes en una ciudad. Gestos inspirados en el movimiento de masas, en momentos agitados y turbulentos, de los que extrae una belleza liberada en una danza dedicada al encuentro de un momento de unión gozoso y liberador.
El punto de inflexión reside en ese espacio en el que el clan formado por los intérpretes debe cohabitar. Un momento de reencuentros, uniones y relajación, liberador de tensiones, en oposición a las restricciones impuestas por nuestra sociedad moderna. Una vez más, esta creación lleva la marca distintiva de los BJM, caracterizada por una energía pura, festiva, una celebración del ser humano, de su belleza y de su fuerza creativa.
La historia que narra la danza, está sujeta a interpretaciones subjetivas. A veces el movimiento es tan vertiginoso que va muy por delante de la visión. Nunca hay nada mecánico en ese movimiento; más bien sugiere que todo sucede en un mundo situado en otra dimensión. Tiene algo de meditativo, de asanas de yoga. Y ese final en el que todo se disuelve como en un espacio cósmico salpicado de chispas luminosas avala esa otra dimensión.
Ballets Jazz Montreal. Harry. Foto V. GranadoHarry
Para esta nueva creación hecha a medida para los bailarines del BJM, el coreógrafo de origen israeli – americano Barak Marshall se ha inspirado en las luchas interiores a las que se enfrenta el ser humano. ‘La vida es una lucha constante en la que afrontamos continuamente conflictos culturales, de género y de especie’. En particular, entre mujeres y hombres, tenemos que hacer concesiones para alcanzar un equilibrio. La pieza se mueve alrededor del personaje de Harry, con sus dificultades y luchas para superar fuerzas tanto reales como existenciales. Rebosante de energía, la obra subraya un tema recurrente en las interacciones humanas: los conflictos y la habilidad para superarlos. Un drama sonoro en el que se combinan el jazz, canciones populares, ópera y música tradicional del mundo.
La obra está llena de esperanza y humor, alternando secuencias de grupo, tríos y duetos que hacen vivir momentos de danza fabulosos.
Ballets Jazz Montreal. Harry. Foto V. GranadoBarak Marshall dedica Harry a la memoria de Marjorie y Gerald Bronfman, grandes mecenas de los BJM. Y para ello elige las músicas inolvidables de artistas mundiales como Tommy Dorsey, referente obligado de los locos años veinte como trombonista y trompetista de jazz. Taraf Ionel Budisteanu, violinista, compositor, arreglista y director de orquesta, ‘Señor’ de la música folclórica rumana; Balkan Beat Box, el grupo musical israelí virtuoso del punk gitano, electrónica, funk y música del mundo, nos rejuvenece con su versión del sirtaki de Zorba el griego; The Andrews Sisters, las tres hermanas norteamericanas de larga y agitada vida profesional, poniendo sus voces de contralto, soprano y mezzo al servicio del swing, boogie – woogie, jazz, baladas, aquí emocionan con su versión de la inolvidable Bei mir bist du Shein ; Anatol Stefanet, el músico moldavo que popularizó por el mundo el instrumento autóctono conocido como bratsch, de sonido muy cercano a la voz humana; el gran músico serbio Dejan Petrovic; el gran compositor de jazz de Nueva Orleans, Sidney Bechet, maestro de saxofon y clarinete; The Warsaw Village Band y su música polaca tradicional con elementos modernos; The Hungarian Quartet, violines, viola y chelo, famosos mundialmente por sus interpretaciones clásicas y modernas; Goran Bregovic, compositor, nacido en Sarajevo, reconocido por las bandas sonoras de muchas películas, sobre todo las de Emir Kusturica, fusión de canciones folclóricas y rock, la canción que representó a Serbia en Eurovisión en 2010…; la voz siempre recordada de María Callas en la Casta Diva de Norma; y como broche de oro la canción Danke Schoen en la voz de Wayne Newton, Mr. Vegas.
Músicas del mundo para este impresionante ballet, Harry, producido en 2012.
Y que junto a Zero in on y Kosmos, ha hecho vivir una noche muy intensa en Los Veranos de la Villa.