Durante miles de años, los beduinos habitaron zonas desérticas que ahora pertenecen a Israel. Pero en las últimas seis décadas han sido desplazados paulatinamente por los asentamientos judíos, informa Lucy Westcott (IPS) desde Naciones Unidas.
Eid Jahalin, de 49 años, vive en el desierto cerca de Jerusalén, y es uno de los activistas que luchan por los derechos de los beduinos y para que el Estado de Israel los reconozca como un pueblo indígena.
Jahalin señaló que Israel solo quiere «tierra sin gente», y advirtió que el vasto conocimiento tradicional de los beduinos, mantenido por siglos y crucial para afrontar el impacto del cambio climático, está en riesgo.
IPS dialogó con Jahalin en su primera visita a la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York.
IPS: ¿Qué es lo último que ha sucedido en relación con el gobierno de Israel y el desplazamiento de los beduinos?
Eid Jahalin: El gobierno de Israel continúa con las mismas propuestas, el mismo proyecto, y trabaja más rápido. No hay ningún tipo de presión sobre Israel, y nadie va a detener sus planes.
Hace pocos días se generó cierta resistencia al plan (de reubicación de beduinos). Los colonos opinaron sobre (la creación de) una ciudad beduina en Nuweimeh, dijeron que no querían darle un «premio» a los beduinos después de que el secretario de estado (canciller) estadounidense John Kerry visitó Israel y dijo que se debían detener los planes de construcción de asentamientos.
El ministro de Defensa israelí, Moshe Ya-alon, es nuevo, y dijo que estudiaría el plan.
Creo que el gobierno y los colonos trabajan juntos, son socios. Cuando hay presión y el gobierno está empantanado, este da vía libre a los colonos, y entonces dice que es culpa de ellos. Lo que no puede hacer, lo hacen los colonos.
IPS: ¿Por cuánto tiempo va a durar esta situación?
EJ: Viene ocurriendo desde 1967. Entre ese año y 1978 era solo tema del ejército, que llegaba a un lugar y lo declaraba zona militar. Después daba la tierra a los colonos. A partir de 1978 se generó el caos.
Los últimos grandes desplazamientos ocurrieron en 1997 y 1998. Casi 2000 personas fueron movilizadas. Las familias fueron ubicadas en contenedores cerca de un vertedero de basura. Hasta hoy, hay personas que no tienen dinero y siguen viviendo allí, en habitáculos de hojalata.
IPS: ¿Cuál es la situación de los beduinos hoy?
EJ: Uno de los más graves problemas es que muchos niños, algunos de ocho años o más pequeños aún, sufren enfermedades por haber nacido cerca del vertedero, enfermedades que ni siquiera reconoce el Hadassha, el principal hospital israelí en Jerusalén.
Hay una familia completa, conformada por padre, madre y tres hijos, que tiene una enfermedad y nadie sabe qué es. Los hospitales dicen que es la primera vez que la ven.
IPS: ¿Cómo ha sido su contacto con las autoridades israelíes?
EJ: Si tan solo el gobierno israelí dejara a los beduinos en paz… Prohibió el acceso de toda la comunidad a la carretera que lleva a la escuela. ¿Es así como ayudan?
El gobierno no nos permitirá acceder a los manantiales de agua, y si un beduino sale al desierto es llevado a la justicia y puesto en prisión con una multa de entre 1.000 y 2.000 shekels. El desierto es el lugar natural para el beduino, pero el gobierno no lo permite. Encierra a los beduinos como si fueran personas en una caja.
Si el gobierno israelí dice que está ayudando a los pueblos indígenas, me gustaría que me dieran un ejemplo.
IPS: ¿Qué tipo de conocimiento específico sobre la vida en el desierto tienen los beduinos y que podría perderse?
EJ: Hace un mes, por ejemplo, yo fui al valle del Jordán, en Jericó, y todos se quejaban del inusual calor extremo. Cuando volví, nadie de mi familia se quejaba porque, como beduinos, estamos acostumbrados y sabemos cuándo exponernos al sol y cuándo no, cuándo es peligroso el desierto y cuándo no.
En Nueva York no sé exactamente dónde estoy, pero si me encuentro en el desierto lo sé todo. El clima está cambiando, pero tenemos que pensar hacia adelante y considerar qué se debe hacer. Como vivo en el desierto, es fácil para mí afrontar los cambios, no como le pasa a la gente de las ciudades o aldeas.
El planeta es una pelota pequeña. Si alguien crea un problema o daña algo de un lado, se sentirá en otro, así que tenemos que protegerlo.
IPS: En esta primera visita suya a la ONU, ¿qué desea que la comunidad internacional aprenda sobre la situación del pueblo beduino?
EJ: Espero que aprenda mucho. Queremos encender una luz roja sobre la situación de los beduinos, sobre lo que les está pasando, y sobre la situación del cambio climático. Vengo aquí a alertarle al mundo sobre eso.