Ante la pandemia del Covid-19 que se esparce por el planeta, la Academia Argentina de Ética en Medicina desea públicamente apoyar a todos los médicos que ejercen con dignidad nuestra profesión, llegando incluso a poner en riesgo su propia vida y, también formular algunas reflexiones oportunas.
Los médicos no sólo hacemos lo posible por curar a nuestros enfermos, pues, debemos evitar que la población sana se contagie y para ello ofrecemos información veraz, combatiendo la desinformación y el pensamiento mágico cuando estos se convierten en conductas riesgosas para el individuo y la sociedad. Esa información validada surge de la actualización permanente, ya que en los que ejercemos la tarea asistencial la actualización constituye un imperativo ético.
La vulnerabilidad forma parte de la condición humana, más allá de que haya seres humanos particularmente frágiles y otros ya vulnerados. Los gérmenes no saben de privilegios, bástenos leer la lista de los contagiados en el mundo, además reparemos que en la primera línea de toda epidemia siempre están los médicos y el equipo de salud.
Tenemos que ser muy cuidadosos con la información que transmitimos al público y los medios, para no generar pánico en la población y también para respetar la privacidad de las víctimas que aún en las pandemias sigue siendo un derecho legal y ético.
En tiempos de cuarentena la gente continúa enfermándose de otras patologías, como es habitual, incluso algunas más graves y con mayor potencialidad letal. En efecto, el coronavirus no detiene la asistencia del flujo de otras enfermedades que exigen la atención de los médicos, situación que sobrecarga fundamentalmente la tarea hospitalaria. Para nosotros todos los problemas de salud deben ser atendidos correctamente, sin excepción, y el Covid-19 es un problema de salud pública.
La eficacia de las cuarentenas está fuera de discusión, y las cuarentenas del Siglo veintiuno difieren en muchos aspectos de las cuarentenas de los siglos pasados donde no se contaba con los medios que hoy disponemos. Los médicos no podemos eludir los valores culturales del presente siglo, y debemos tener presente que hay hábitos culturales que enferman y que incluso permiten la propagación de una epidemia.
La ética demanda de la razón, de la lógica, en suma de la inteligencia aplicada a la conducta, en este caso de médicos y pacientes, lo demás pueden ser especulaciones intelectuales o escollos ideológicos. La información al público necesita ser veraz, clara y precisa, desprovista de tecnicismos, y los medios deben evitar el sensacionalismo.
Abogamos por el «derecho» a la salud, no a la «caridad» en salud, y los Estados, las sociedades, los ciudadanos no pueden desentenderse. El médico es un agente que promueve la salud de la población, sin distinciones de naturaleza alguna. Somos conscientes de que en todas partes del planeta se necesita de una medicina eficiente a la que todas las personas puedan tener libre acceso.
Cuando las emergencias humanitarias abren las compuertas, no solo se dan las excepciones a las múltiples normas administrativas y de gestión, también a las reglas morales. La vida y la medicina tienen sus límites, de allí el aforismo que sirvió de epitafio a un ilustre colega: «Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre».
- Prof. Dr. Florentino Sanguinetti, vicepresidente de la Academia Argentina de Ética en Medicina
- Prof. Dr. Roberto M. Cataldi Amatriain, presidente de la Academia Argentina de Ética en Medicina