Atrapados por la belleza de Cantabria llegamos a Comillas; un lugar en donde el mar, el arte y la historia convergen en igualdad de condiciones. Desde los vestigios de la prehistoria que se muestran en las cuevas de La Meaza o las de Altamira; un lugar en donde las pinturas rupestres del Paleolítico nos hablan de esos que nos precedieron.
Una vieja plaza empedrada da cuenta de una iglesia parroquial que data del siglo XVIII en donde nobles y ricos de la época veraneaban al son del entonces rey Alfonso XII a finales del XIX. Edificios llenos de esplendor en donde arquitectos como Antonio Gaudí dejaron su sello impreso para siempre.
Antonio López y López, indiano que trajo a su regreso dinero y trabajo al pueblo que le vio nacer, gracias a su amistad con La Corona ostentó el título de marqués de Comillas, devolvió abundancia al pueblo marinero que hasta entonces nadie conocía.
El progreso pronto llegó a la villa que tuvo alumbrado público patentado por Thomas Edison en 1879 y en la actualidad, hoy mantiene, los edificios de estilo neogótico que permitieron dar un toque de distinción a la real comarca. Desde el Palacio de Sobrellano hasta El Capricho de Máximo Díaz de Quijano, célebre periodista y abogado cuya mala salud le llevó a estrenar la casa que le hiciera Gaudí ex profeso y que solamente habitó una semana.
La localidad de Comillas, es también conocida como la Villa de los Arzobispos dada la natalidad de muchos de ellos y por la Universidad Pontificia, edificio levantado por los jesuitas que actualmente es una fundación privada en donde se imparten lengua y cultura hispánica. Lugar de veraneo de la entonces familia real y de la aristocracia especialmente madrileña, catalana y vasca su historia está mantenida en el tiempo en donde se conserva lo que hubo con la arquitectura actual. En el entorno de la plaza se encuentran numerosas posadas y hoteles rurales en donde se conserva el savoir faire de la época. El Marina de Campíos es una muestra de dicho lugar en donde se da cita lo que pudo haber sido con la modernidad y las comodidades y en donde la belleza singular del edificio enmarca una idea modernista de aquel lugar.
Comillas es una forma de vida entre su entorno majestuoso, sus playas en parques naturales como el de Oyambre y está rodeada de belleza y singularidad; quizá esa que se encuentra una vez que se conoce y que raramente se deja de visitar.