El Cuarteto Casals deleitó tocando los Stradivarius de la Colección Real, dos violines, una viola y un violonchelo, construidos y decorados por Antonio Stradivari de Cremona para sonar como un conjunto, con un programa de Mozart y Beethoven.
El programa consistió en el Cuarteto número 17 en si bemol mayor, K458 “La caza” de Wolfgang Amadeus Mozart y en el Cuarteto número 15 en la menor, opus 132 de Ludwig van Beethoven. Es uno de los conciertos que Patrimonio Nacional organiza anualmente para dar a conocer el maravilloso sonido de este conjunto de instrumentos, único en el mundo, que tiene lugar en el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid.
Cuarteto Casals
En la actualidad está compuesto por Vera Martínez Mehner y Abel Tomás violinistas; Jonathan Brown viola y Arnau Tomás violonchelo. Fue creado en 1997 en la Escuela Superior de Música Reina Sofía en Madrid. Hoy en día está considerado internacionalmente como uno de los cuartetos de cuerda más importantes de su tiempo. Actúa regularmente en los festivales y conciertos más prestigiosos del mundo occidental, entre otros en las grandes sedes de música de cámara europeas, Londres, Viena, Colonia, Berlín, París, Amsterdam. Ha ganado los premios de la Fundación Borletti-Buitoni de Londres, Premio Nacional de la Música, Premio Ciudad de Barcelona. Ha sido invitado por la Casa Real para acompañar a los Reyes de España en visitas al extranjero y a tocar con los Stradivarius de la colección del Palacio Real de Madrid.
Una colección única
De los más de mil instrumentos de cuerda fabricados por Antonio Stradivari solo sobrevivieron unos seiscientos cincuenta, todos de factura perfecta y sonido prodigioso. Stradivari decoró algunos con incrustaciones de marfil en los bordes de las tapas y con arabescos, animales y cupidos los aros y clavijeros. Desgraciadamente, solo once han llegado a nuestros días: El quinteto de la Smithsonian Institution en Washington D.C., un violín que está en el Museo Ashmolean de la Universidad de Oxford, un violín que pertenece a una colección privada y el cuarteto de la Colección Real de Madrid.
Su valor es incalculable. Pero la única colección en la que los cuatro instrumentos están decorados por su autor es la de Madrid. También hay un segundo magnífico violonchelo Stradivarius sin decorar.
Lo más importante desde el punto de vista musical es que el cuarteto de Madrid es el único conjunto de cuerdas, decorado o no, que fue creado por Stradivari como tal conjunto, con el propósito de que fueran tocados a la vez. No se trata de cuatro instrumentos reunidos por coleccionistas, sino de un cuarteto que nació para serlo. Esto significa que poseen el mismo color sonoro, una de las tareas más difíciles que afrontan los instrumentistas. Es decir, la música que producen no es solo cosa de los músicos; a trescientos años de distancia su sonido tiene que ver con el constructor de los instrumentos. Es lo que hace que esta colección sea única en el mundo.
Avatares de la Colección Palatina
En realidad Stradivari creó un quinteto con dos violas, una tenor y otra contralto. En 1702, en una visita a Cremona del joven Felipe V de España, Stradivari le ofreció el quinteto, pero por razones desconocidas la operación no llegó a buen puerto. El quinteto permaneció en el taller familiar de los Stradivari durante tres cuartos de siglo. Uno de los hijos de Antonio vendió el quinteto a la corte española en 1772, cuyo destinatario era el Príncipe de Asturias, futuro Carlos IV, que era un notable violinista aficionado y amante de la música de cámara.
Durante la retirada forzosa de la Grande Armée de Napoleón, desaparecieron las dos violas. De una de ellas nunca se volvió a saber nada. La otra tuvo diversos dueños, hasta que por fin fue comprada por Patrimonio Nacional a la casa Hill de Londres en 1951, gracias a la afortunada intervención del violonchelista Juan Antonio Ruiz Casaus.
Sobre el concierto
El cuarteto está en régimen de cuarteto en residencia y de cuartetos invitados. Esto mantiene a los instrumentos en perfecto estado musical y suenan en todo su esplendor en las manos de músicos que hayan tenido tiempo para compenetrarse con ellos, como es el caso del Cuarteto Casals, que en la tarde del 27 de abril de 2017 pusieron de manifiesto el carácter único del sonido del conjunto en su máxima expresión.
Así, desde el primer movimiento del cuarteto de Mozart de sencilla factura pastoril, de felicidad arcadiana que se prolonga al Minuetto y se consolida en los dos últimos movimientos. Todo transcurre en un ambiente idílico que resplandece con la técnica impecable del cuarteto Casals que sacan sonidos prodigiosos a estos instrumentos únicos.
El cuarteto número 15 en la menor de Beethoven es de una belleza casi inigualable. Es posterior a la Novena Sinfonía y a la Misa Solemne y el primero de una trilogía de cuartetos destinados a un príncipe ruso. Qué maravilla que un hombre completamente sordo supiera superarse a sí mismo y alcanzar una creatividad casi milagrosa. Los sonidos prodigiosos de los Stradivarius conducen a una ascensión cósmica, atemporal y crean un sentimiento de fascinación que parece concebido para alcanzar un estado de espiritualidad próximo al nirvana. Los dos primeros movimientos van llevando al Canto de agradecimiento de un convaleciente a la Divinidad en Molto Adagio que continúa con el Andante Sintiendo nueva fuerza del tercero. Los dos últimos movimientos son también de acción de gracias y de alegría de vivir renovada: Alla marcia, assai vivace y Allegro appasionato.
Se unen todas las grandes bellezas: la de la música, la del sonido instrumental prodigioso, la de la interpretación creativa y magistral de los artistas. Podemos hablar sin dudarlo de haber sentido grandes emociones, bellísimas emociones.