Nos ponemos a pasear por doquier, y somos en la sencillez del momento, que es la que explica algunos porqués fundamentales.
Nos instruimos con un poco de certeza, con la verdad de ser, de estar, de compartir, de tenernos. Mudamos para llegar al punto de partida, del que nos fuimos tan solo para atesorar la suficiente experiencia.
Ya nos entendemos. Criamos los óptimos valores que nos transportan al anhelo del equilibrio en la misma paz desde la justicia. Confluyen las circunstancias.
Las fuentes manan sin cesar con sus elementos básicos. Comprendemos los contextos. Calmamos los corazones, que han de latir para curar las premisas que nos mueven.
Los sueños se entregan a la realidad, y ésta se enciende con sus galas más hermosas, que nos indican que podemos ser con claridades, en solidaridad.
Tomemos la belleza como referente y seamos en las inclusiones que nos conducen por puertas que se abren de un atractivo modo. Toquemos para avisar, sobre todo a nuestro corazón.
Una vez entremos en la fantasía cumplida estaremos en un mundo tal que, sorprendidos, no querremos volver a nada anterior.