Dos países latinoamericanos han dado un ejemplo al mundo en cuanto a hacer justicia a las víctimas, principalmente mortales, aunque hayan pasado varios quinquenios de cometidos dichos dramáticos ilícitos. Ello se debe al reclamo permanente de justicia.
En días pasados, nos referimos al exdictador guatemalteco José Efraín Ríos Montt, a quien después de 30 años, se le sentenció a 80 años de prisión: 50 por genocida y 30 por crímenes de lesa humanidad contra de la etnia Ixil.
Por cierto, es de hacerse notar, que no obstante, que dicha noticia alcanzara difusión internacional y la aprobación de todos los organismos mundiales de derechos humanos, sus cínicos abogados, no solo apelaron a la sentencia, sino que piden la destitución y el enjuiciamiento de los jueces del tribunal que juzgó y sentenció al dictador y genocida.
Ahora en Chile, tras 35 años -7 de diciembre de 1977-, de que fuera asesinado el entonces joven y prestigiado periodista de la televisión, Augusto Carmona, se inició el proceso contra 8 agentes policiacos o esbirros del dictador Augusto Pinochet, que masacraron al joven comunicador, el cual contaba con apenas 38 años de edad.
El juez Leopoldo Llanos, ordenó allá en la ciudad capital Santiago, someter a juicio al anteriormente poderoso, Odlanier Mena, quien fuera el primer director de la Central Nacional de Información, CNI, famoso aparato represor del pinochetismo y que sustituyó a la otra brutal organización llamada, Dirección Nacional de Inteligencia, DINA.
Además, también serán sometidos a juicio el brigadier Miguel Krasnoff y los ex militares Enrique Sandoval, Manuel Provis, José Fuentes, Luis Torres, Basclay Zapata y la informante Teresa Osorio.
Es de hacerse notar, que los mencionados Krasnoff y Zapata ya están encarcelados por otros delitos contra los derechos humanos que cometieron en esa misma época de la dictadura.
Augusto Carmona, tras el golpe de estado contra el presidente Salvador Allende del 11 de septiembre de 1973 y tras el cierre del canal 9 de televisión de la Universidad de Chile, se refugió en su domicilio de la comuna popular de San Miguel hasta donde llegaron los efectivos de CNI, quienes lo acribillaron a las puertas mismas de su casa.
El periodista y conductor de televisión, además era militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, y fue de los primeros en pasarse a las fuerzas de la resistencia, trabajó para el periódico clandestino “El Rebelde” y en la revista “Punto Final”.
Después de 30 años se hizo justicia al pueblo Ixil de Guatemala; 35 años después de que el colega Augusto Carmona fuera asesinado se ha iniciado el proceso de justicia.
Procesos que el gremio organizado de periodistas, tras del primer asesinato de un colega en 1983, hace 29 años, y que a la fecha suman 164: 142 periodistas; 9 trabajadores de prensa; 9 familiares y 3 amigos de comunicadores y 1 civil, además de 21 desapariciones forzadas que continúan pendientes de aclarar, reclama a las autoridades, en el entendido, de que el único camino para enfrentar a los enemigos de las libertades de prensa y expresión, es acabar con la vergonzosa impunidad. Redoblemos el reclamo de justicia.