El Dáesh o Estado Islámico persigue y asesina a los periodistas sirios más allá de sus fronteras. Este es el caso de Turquía, país al que llegan la mayoría de los informadores que huyen de las amenazas de muerte del grupo yihadista, informa María Vigo Pastur1.
Ahmed Abdelqader había salido de compras en la ciudad de Urfa, en la región de la Anatolia Suroriental, en Turquía. Paseaba por las calles cuando dos hombres armados, que conducían una motocicleta, le dispararon varias veces con una pistola con silenciador. El ataque se produjo a plena luz del día, el 12 de junio de 2016. Era la segunda vez que el Estado Islámico (EI) trataba de asesinarlo. Afortunadamente, Ahmed fue hospitalizado y se ha recuperado de las heridas sufridas. Otros periodistas sirios, entre ellos su hermano, no han tenido la misma suerte.
«Éste no es el primer ataque con armas de fuego contra los periodistas sirios que han buscado refugio en Turquía y, sin embargo, ha sido un shock para los que siguen allí, que temen cada vez más por su seguridad. Las autoridades turcas deben llevar a los responsables ante la justicia». Con estas palabras condenaba el atentado Alexandra El Khazen, responsable para Oriente Medio de la organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Persecución de periodistas sirios en Turquía
Estado Islámico, a través de la agencia de noticias afín ‘Aamaq’, reivindicó el ataque contra Ahmed Abdelqader. No era la primera vez. Tres meses antes, en marzo, el periodista sirio sobrevivió a una emboscada junto a su casa, también en Urfa.
Director del diario digital ‘Ayn Ala al-Watan’ (‘Ojo en la Patria’), un medio de comunicación que cubre las noticias de actualidad en Siria y se opone abiertamente a las actuaciones terroristas del Estado Islámico, Ahmed fue miembro de «Al Raqqa está siendo masacrada en silencio» (RBSS, por sus siglas en inglés: «Raqqa is Being Slaughtered Silently»), una agrupación siria de periodismo ciudadano que denuncia las atrocidades cometidas por el Estado Islámico en Raqqa, controlada por los yihadistas desde junio de 2014 y declarada como la «capital del califato».
Su hermano, el periodista ciudadano Ibrahim Abdelkader, de 20 años de edad, no logró escapar de sus perseguidores. Fue decapitado junto al activista sirio Fares Hammadi, en la casa de este último, en octubre de 2015, en la localidad turca de Sanliurfa, en la que vivía en calidad de refugiado desde hacía un año. Era colaborador habitual de la red de información RBSS y también escribía en el diario digital ‘Ayn Ala al-Watan’.
La forma en la que intentaron matar a Ahmed Abdelkader fue muy similar a la utilizada para asesinar a otros dos periodistas sirios: el presentador de televisión Mohamed Zahir Al Shergat, en abril de 2016, y al reportero Naji Jerf, en diciembre de 2015. Firmes opositores al Estado Islámico, fueron perseguidos por sus miembros hasta la ciudad de Gaziantep, en el sureste de Turquía, donde la organización yihadista consiguió ejecutarlos.
Gaziantep, la frontera turca por la que se mueve Estado Islámico
Gaziantep está situada a unos 60 kilómetros de la frontera siria. Traspasada esta línea, los territorios sirios están bajo control del Estado Islámico. Sin embargo, las autoridades turcas han sido, por el momento, incapaces de poner fin a las amenazas y asesinatos de los yihadistas en la frontera turca, donde conviven terroristas y amenazados.
«Las autoridades turcas deben demostrar urgentemente que el asesinato de periodistas en las calles de Turquía es inaceptable y que no quedarán impunes», ha exigido Nina Ognianova, responsable en la zona del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
En abril, el periodista sirio Mohamed Zahir Shergat falleció en el hospital de esta ciudad tras recibir un tiro en la nuca por parte de terroristas del Estado Islámico. Shergat, de 36 años y padre de un niño, había ejercido la profesión de periodista en Alepo hasta el año 2013, cuando las amenazas del grupo yihadista le obligaron a trasladarse a Turquía en calidad de refugiado.
Apenas cuatro meses antes, a finales de diciembre, el periodista Naji Jerf, también de nacionalidad siria, fue abatido a tiros en las calles de Gaziantep. Era el fundador y director de la revista de oposición ‘Henta’, y había dirigido varios documentales sobre las atrocidades cometidas por los yihadistas. Antes de ser asesinado, se había puesto en contacto con RSF para denunciar las constantes amenazas que estaba recibiendo y su propósito de marcharse a Francia en enero.
«Ahora vivo en la ciudad turca de Gaziantep y mi propia seguridad es cada vez más difícil, tras las crecientes amenazas que me han dirigido a mí y a mi familia, sobre todo porque soy laico y porque soy parte de la minoría ismaelita, objetivo de los yihadistas», escribió a finales de julio al embajador de Francia en Turquía en el marco de su solicitud oficial de asilo. Francia le concedió la protección que pedía, pero los asesinos actuaron antes de que pudiese abandonar Turquía.
Su último documental, «El Estado Islámico en Alepo», denuncia la ejecución de activistas sirios por parte de este grupo terrorista. Nani Jerf también colaboraba con «Al Raqqa está siendo masacrada en silencio», cuyos miembros sufren la persecución del Estado Islámico y han sido declarados «enemigos de Dios».
Las amenazas de EI a los periodistas en Siria
Al menos 51 periodistas profesionales y 144 que ejercen este oficio sin que sea su profesión, los denominados periodistas ciudadanos, han sido asesinados desde que se inició el conflicto en Siria, en el año 2011, según datos de RSF.
Los periodistas se han convertido en un blanco fácil para grupos terroristas como Estado Islámico o Al-Nusra – nombre con el que se conoce a Al Qaeda en Siria – que no sólo se sirven de los secuestros para obtener rescates, sino también como una manera de ejercer presión y de hacer que reine el terror para acallar toda crítica. A finales de 2015, al menos 26 informadores permanecían secuestrados a manos de los yihadistas.
Sin embargo, la mayor amenaza que sufren los periodistas sirios es aquella que atenta contra su vida. Así quedó demostrado con el vídeo que el pasado 26 de junio difundió el Estado Islámico bajo el titulo «La inspiración de Satán», en el que se mostraba el brutal asesinato de cinco periodistas, ciudadanos críticos con la organización terrorista, en la provincia de Deir Ezzor. En el vídeo se dirigen amenazas contra cualquiera que trabaje para los medios de comunicación o las ONG que critican al Estado islámico, tanto en Siria como en el extranjero.
- Publicado inicialmente por María Vigo Pastur en actualidad.rt.com