“David Robert Mitchell se aparta de los caminos que no llevan a ninguna parte y que tanto gustan a Lynch o Burroughs, y traza su propia ruta hacia otra parte más dura y realista, menos teórica, terriblemente contemporánea: la del apocalipsis de combustión lenta que es el mundo en 2018”. (Olivier Lamm, Libération)
En un Hollywood extraño, que a algunos colegas les ha parecido también fascinante, Sam (Andrew Garfield) es un tipo desencantado de 33 años que, mirando por unos prismáticos como James Stewart en “La ventana indiscreta”, descubre a una misteriosa mujer, Sarah (Riley Keough), bañándose en la piscina de su apartamento, en una escena que parece un réplica de la de Marilyn Monroe en su última película, inacabada.
Sam cree encontrarse vagamente enamorado de Sarah, después de una conversación y de haber compartido un porro. Cuando la chica desaparece, Sam emprende una investigación laberíntica para encontrarla, en “una especie de ‘El gran sueño’ sin sueños atormentado por la cultura pop” lleno de homenajes a los maestros del género, que le lleva a las profundidades del misterio, el escándalo y la conspiración en la emblemática Los Angeles, surrealista, inmensa, enloquecida y llena de losers (perdedores), todo con un tono general que nos remite al David Lynch de “Twin Peaks” o “Blue Velvet”.
Como en los grandes clásicos del thriller más negro, el personaje recorre la ciudad encontrando ramificaciones cuajadas de complots y mentiras al tiempo que intenta escapar por todos los medios a un desahucio anunciado porque no paga el alquiler.
Detrás de la paranoia y el delirio del personaje se esconde el retrato de una generación embaucada “por el idealismo engañoso de la industria del espectáculo y la cultura pop. Una generación condenada a la supervivencia y finalmente al cinismo”.
“Lo que esconde Silver Lake”, tercer y ambicioso largometraje de David Robert Mitchell (“The Myth of the American Sleepover”,“It Follows”) que compitió en la sección oficial del Festival de Cannes 2018 y tiene una duración de casi dos horas y media, se encuentra a caballo entre el thriller casi clásico y la comedia ácida que discurre entre los y las fantasmas de la meca del cine, de Hitchcock a Charles Manson y Marilyn, e incluso al multiacosador y violador de starlettes Harvey Weinstein.
Está interpretado por Andrew Garfield, Riley Keough y Jimmi Sim.