Regalas posibilidades que miden cada metro: eres fuente de gloria. Tienes valentías. Superas el miedo de la tarde, de cualquier tarde.
Nos invitamos a la vida a través de ti, que te sobrepones ante las disposiciones de un mundo que nos saca de los complejos.
Hemos de mirar por los cristales de quienes creen, que son, que somos, muchos. Nos avisas con distingos de las verdades del universo, que se expresan en tus actos, que definen aquello que estimas y ponderas.
Te lastiman algunos lamentos, pero progresas. Has eliminado lo que estorba. Nos proponemos caminos por tu intercesión. Has sabido dar lo que precisamos
En la experiencia, a veces nos encontramos testimonios de quienes salen adelante pese a los variados intentos de quienes albergan la nada. Confían en una época de crisis, y demuestran que lo poco se puede convertir en mejor con esperanza en mucho. Es cuestión de poner una buena simiente con abono y agua.
A ellos, a esos seres humanos de la historia, en todos los ámbitos, los aguardamos como la Primavera, como esa primera y genuina verdad que nos hace florecer. Su fuerza y su sangre son nuestros estímulos y nuestras victorias. Los miramos, pensamos, y aprendemos de su destreza. ¡Gracias eternas!