Don Quijote y el ajedrez

Al hilo de los recientes artículos sobre El Quijote de colegas, tanto de Paco Audije como de Luis González Carrillo, uno se atreve, a pesar de no ser requerido, para aportar también otra visión y aportación personal sobre nuestra mayor y más difundida obra literaria.

De entrada decir que no soy experto en Miguel de Cervantes. Sé por supuesto de su vida y obra. He leído El Quijote de forma recurrente muchísimas veces y entero, en tres ocasiones: cuando era estudiante, en lo que era entonces el BUP, cuando se celebró su cuatrocientos aniversario, en 2005 y, más recientemente, en tiempos de pandemia.

Todas mis lecturas tienen en común, la misma editorial, la muy recomendable Austral, aunque no el mismo ejemplar, ni tampoco me llevó el mismo tiempo de lectura. Creo que lleva numerosas reimpresiones desde hace más de cuatro décadas, antes que se integrara en Planeta.

Del mismo modo, también participé hace muchos años en una lectura pública y continuada de Don Quijote en la Plaza Alta en Algeciras, a imitación de las que se realizan en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. También escribí un artículo titulado ‘El Quijote y la Mancha’ en mi único libro publicado, recopilación de los textos editados en el extinto diario El Faro Información del Campo de Gibraltar.

Para acabar mi relación señalar que doné, años ha, un ejemplar de El Quijote, mejor dicho dos, porque venía dividido en sus dos partes, en la Biblioteca de la facultad de Filología Hispánica de la Universidad Abdelmalek Essadi de Tetuán, donde en su día, y sin ser profesor de nada, impartí seminarios de Periodismo. Seguramente se desconoce que en la otra orilla, tanto en Tetuán, ciudad tan vinculada a España, como en la capital argelina, Argel, existen sendas rutas culturales y turísticas de Cervantes.

Una vez efectuadas todas estas personales aclaraciones, nos centramos en el tema que nos ocupa y que ya está, evidentemente, más que estudiado: la referencia al juego con más de mil quinientos años, en una obra con más de cuatrocientos años, que ha sido analizada desde entonces, de arriba a abajo en todos los aspectos y temas que uno se pueda imaginar.

Antes de entrar en la más conocida y explícita cita sobre el ajedrez que aparece en Don Quijote, mencionar las más accidentales o secundarias. La inicial en la Primera Parte, capítulo 32 (Que trata de lo que sucedió en la venta a toda la cuadrilla de don Quijote), donde el cura hace el aserto siguiente:

″-Ya os he dicho, amigo -replicó el cura-, que esto se hace para entretener nuestros ociosos pensamientos; y así como se consiente en las repúblicas bien concertadas que haya juegos de ajedrez, de pelota y de trucos, para entretener a algunos que ni tienen, ni deben, ni pueden trabajar, así se consiente imprimir y que haya tales libros, creyendo, como es verdad, que no ha de haber alguno tan ignorante, que tenga por historia verdadera ninguna destos libros”

Se cita el ajedrez como juego ″en las repúblicas bien concertadas”, añadiendo los ″de pelota y trucos” englobando todos como ″entretenimiento”. El ajedrez, ya con las normas modernas, estaba extendido en España pero sobre todo, como es lógico, en las clases nobles o hidalgas, no así en el pueblo llano.

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Don Quijote y Sancho en la cerámica de Sargadelos.

Otra referencia en Don Quijote es a una pieza del juego, el roque, denominación entonces de la actual torre. De hecho, si algún lector mira la definición de la RAE podrá leer roque, ″torre del ajedrez”. Evidentemente, se sigue denominando enroque al único movimiento donde se mueven dos piezas, la torre y el rey.

Por supuesto una derivación al lenguaje popular es el término enrocar o enrocarse. Según la RAE además de realizar el enroque ajedrecístico, se asemeja con encastillarse, empecinarse o encerrarse, es decir perseverar con tesón en un parecer. También se cita de enrocarse, ″trabarse en las rocas del fondo del mar”.

En los tiempos de Cervantes se seguía llamando roque, término que transmutó en la actual torre, según algunas fuentes en el diccionario de 1869, si bien, evidentemente, convivieron ambas palabras durante mucho tiempo, el cambio fue gradual, no de un día para otro, como tantos otros sucedidos en la lengua.

En la Segunda Parte de El Quijote, capitulo 1 (De lo que el cura y el barbero pasaron con don Quijote cerca de su enfermedad) se recoge:

″Por mí —dijo el barbero—, doy la palabra, para aquí y para delante de Dios, de no decir lo que vuestra merced dijere a rey ni a roque, ni a hombre terrenal, juramento que aprendí del romance del cura que en el prefacio avisó al rey del ladrón que le había robado las cien doblas y la su mula la andariega”.

La frase hace referencia a no decir ni ″a rey ni a roque”, equivalía a comprometerse a no revelarlo ″absolutamente a nadie”, en el tablero no hace falta recordar la importancia del rey y el roque (torre) piezas ″nobles” e importantes a lo largo del juego.

Una expresión parecida aparece más adelante, en el capítulo 25 (Donde se apunta la aventura del rebuzno y la graciosa del titiritero, con las memorables adivinanzas del mono adivino) de la Segunda Parte.

″…y ha llegado a tanto la desgracia desta burla, que muchas veces con mano armada y formado escuadrón han salido contra los burladores los burlados a darse la batalla, sin poderlo remediar rey ni roque, ni temor ni vergüenza”.

Como antes, hace mención a que ″absolutamente nadie” lo puede remediar.

También roque aparece en otras muchas referencias literarias, como el conocido Romance de Fajardo adaptado por Lope de Vega:

″Jugando estaba el rey moro y aun al ajedrez un día
con aquese buen Fajardo, con amor que le tenía.
Fajardo jugaba a Lorca y el rey moro Almería.
Xaque le dio con el roque, el alférez le prendía.
A grandes voces le dice el moro: “¡La villa de Lorca es mía!”

Pero ya llegamos a la alusión más directa, y también más citada, del ajedrez en El Quijote, en su Segunda Parte, capítulo 12 (De la extraña aventura que sucedió al valeroso Don Quijote con el bravo caballero de los espejos).

Don Quijote habla de ″….en llegando el fin, que es cuando se acaba la vida, a todos les quita la muerte las ropas que los diferenciaban, y quedan iguales en la sepultura”.

″¡Brava comparación! -dijo Sancho- aunque no tan nueva que yo no la haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura”.

″-Cada día Sancho -dijo Don Quijote, te vas haciendo menos simple y más discreto”.

La réplica demuestra cómo el ajedrez y lo que le rodea tenía un áurea de conocimiento y destreza fuera de cosas simples.

La frase evidentemente evoca a siglos atrás, cuando el teólogo franciscano Juan de Gales (John Waleys, fallecido en 1285), escribe en ‘La moralidad del tablero de ajedrez’ como al final del juego, las piezas se colocan en una bolsa de la que se sacaron y así no se sabe cual está arriba o abajo, no hay diferencia entre el rey que puede terminar abajo y el peón que aparece en la parte superior.

Así, hace un paralelismo claramente bíblico con la parábola de San Mateo, 20, 1-16, los últimos serán los primeros.

Otras referencias

La cita de Don Quijote sigue apareciendo en numerosas obras, siendo referencia hasta ahora, así, por ejemplo, aparece al inicio del libro ‘Los peones son el alma del ajedrez’ del escritor y poeta mexicano Homero Aridjis, así como en el libro Comuneros del periodista segoviano Alfonso Domingo. También el escritor ruso Valdimir Makanin (1937-2017), gran amante del ajedrez señaló a Don Quijote como su ″héroe literario”.

Asimismo, el Premio Nacional del Cómic 2015, Javier Olivares dibujó a Cervantes y Shakespeare ante un tablero de ajedrez que ocupa el escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986).

Pero la relación del juego y El Quijote llega, allende nuestras fronteras, hasta Alemania. El jugador y teórico del ajedrez Rainer Schlenker, de Tubinga, de 74 años, publicó a finales de los años ochenta dos volúmenes de aperturas con el clarificador título ‘Aperturas de ajedrez quijotescas’, en referencia a las más extravagantes y poco usuales que se practican.

De hecho, se aconseja a los jugadores ″creativos que no se dejan seguir por la corriente principal”, el propio autor renombró una apertura como gambito Halloween, además de nombrar otros términos excéntricos como ‘Defensa nuestra Alemania’, ‘Gambito rana toro’ o ‘Defensa oreja de perro’.

El Quijote y similares también ha dado nombre a numerosos torneos, especialmente en La Mancha, también a una Escuela de Ajedrez, e incluso, en 2011 el Ajedrez Viviente de Xàbia, en su XVI edición, representó ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’.

Ni qué decir tiene que las figuras relacionadas con la obra literaria aparecen como piezas, realizadas en todo tipo de material e incluso tableros asemejando un libro, además, en su día, cada trebejo se repartía en las promociones que se ofrecían con la compra diaria de determinados periódicos.

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Lo habitual es que aparezca El Quijote como Rey; Dulcinea como Dama; Sancho Panza como Alfil; Un molino de viento como Torre; Rocinante como Caballo y finalmente la figura de un caballero con armadura como peones. También hay otros donde Sancho Panza aparece como peones y el caballero con armadura como alfil.

Por último, habría que, haciendo un paralelismo entre ajedrez y obra literaria, recordar la frase del escritor ruso, Iván Turguéniev (1818-1883), ″el ajedrez es una necesidad tan imperiosa como la literatura”.

Jesús Cabaleiro Larrán
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, rama Periodismo con cursos de doctorado, estudios sobre Marruecos contemporáneo y el Sáhara Occidental. Más de 35 años de periodismo, la mayoría en prensa escrita, ha trabajado a ambas orillas del Estrecho de Gibraltar, casi 13 años en el extinto diario El Faro Información, en Algeciras, donde empezó de redactor y del que fue su último director y en Tánger dos años en un diario digital. Además ha participado en la mayoría de los Congresos de Periodistas del Estrecho desde el inicial en 1993 hasta 2019. Titulado en ajedrez por la UAH y UNED. Amante de Portugal. Ha publicado un libro, ‘Artículos periodísticos. Apuntes para la historia de la prensa de Algeciras’.

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