Berit Reiss-Andersen, presidente del Comité del Nobel noruego de la Paz, ha anunciado este 6 de octubre de 2021, en Oslo, que el premio de este año se lo reparten dos periodistas: el ruso Dmitri Muratov, fundador y redactor jefe del trisemanal Novaya Gazeta, y la filipina Maria Ressa, fundadora de la plataforma digital de periodismo de investigación Rappler.
A ambos se les concede el galardón «por su valiente combate por la libertad de expresión» en unos países en que está amenazada por la represión, la censura, la propaganda y la desinformación.
«Los dos premiados, ha dicho Reiss-Andersen, son los representantes de todos los periodistas que defiende ese ideal en un mundo en que la democracia y la libertad de prensa están confrontadas a condiciones cada vez más desfavorables».
Maria Ressa, de 58 años, participó en 2012 en la creación de la plataforma Rappler que, según el Comité del Nobel, ha centrado su atención en «la controvertida y asesina campaña antidroga del régimen Duterte (Rodrigo Duterte, presidente filipino desde 2016) .
En cuanto a Dmitri Muratov, de 59 años, es uno de los fundadores y actual redactor jefe del periódico Novaya Gazeta, una de las pocas publicaciones independientes en Rusia, donde la disidencia está siendo brutalmente reprimida.
La publicación, que aparece tres veces por semana, ha sacado a la luz, entre otras cosas, «la corrupción, la violencia policial, las detenciones ilegales, el fraude electoral y las ‘granjas de trolls», que se dedican al «hackeo» internacional, «por lo que -dice el Comité- ha pagado un alto precio; seis de sus periodistas han muerto asesinados, entre ellos Anna Politkovskaya, de cuya muerte conmemoramos ayer el décimoquinto aniversario.
Nada más conocer la noticia, Dmitri Muratov ha anunciado que dedica el premio a su periódico y a sus colegas asesinados por su trabajo y sus investigaciones: «No es ningún mérito personal, el mérito es de Novaya Gazeta y de los que han muerto defendiendo el derecho de la gente a la libertad de expresión».
También ha comunicado que va a entregar el premio a su compatriota Alexei Navalny, opositor de Vladimir Putin, al que en agosto de 2020 intentó envenenar cuando viajaba en un avión, y que hoy está cumpliendo dos años y medio de condena en la colonia penitenciaria de Prokov: »Yo hubiera votado por Alexei Navalny», ha dicho Muratov, anunciando que una parte del dinero del premio la va a emplear en «apoyar a los medios independientes y autónomos de Rusia».
Para el expresidente ruso Mijail Gorbatchev, autor de la perestroika, Premio Nobel de la Paz 1990 y uno de los propietarios de Novaya Gazeta, «Es una excelente noticia y mucho más que una noticia, un acontecimiento. Este premio aumenta la importancia de la prensa en el mundo contemporáneo».
En cuanto a Maria Ressa, quien fue corresponsal del canal estadounidense CNN en el Sudeste asiático antes de fundar la plataforma Rappler en Filipinas, el Comité del Nobel ha dicho que «utiliza la libertad de expresión para denunciar los abusos de poder, el uso de la violencia y el autoritarismo creciente en su país».
En 2018 fue distinguida por la revista Time por su compromiso en la lucha contra las fake-news. Al conocer la noticia, Maria Ressa ha manifestado en una entrevista que «nada es posible sin los hechos. Un mundo sin hechos significa un mundo sin verdad y sin confianza».
«En un mundo en que, como dice el proverbio, ‘la primera víctima de la guerra es la verdad’- escribe el diario francés Le Monde este 8 de octubre- este es el primer Premio Nobel de la Paz, en ciento veinte años de historia, que recompensa la libertad de información».