El Festival de Flamenco de Nîmes 2019, en su capítulo de exposiciones, ha organizado una extraordinaria muestra fotográfica de Vanessa Gilles, dedicada a las mujeres gitanas de Arles, y en especial a Esmeralda Romanez, que estuvo presente en la inauguración de la exposición que lleva por título Dosta (nunca jamás): Palabras y memorias de mujeres zíngaras, el pasado 15 de enero.
La muestra continuará hasta el 28 de este mes de febrero en la Galería del Atrium, biblioteca del Carré d’Art, un edificio diseñado por Norman Foster construido frente a la Maison Carrée de principios del siglo I a.d, como referente moderno respecto a lo que fue la romanización en Nîmes.
Vanessa Gilles es una nimiense que descubrió la fotografía bien cumplidos los cuarenta años, después de haberse dedicado durante casi diez a la danza, con la que se introdujo en el universo del cuerpo y el movimiento al servicio de la emoción, extrapolando más tarde esta experiencia al mundo de la fotografía, en el que ha conseguido grandes hitos, sobre todo con su documental fotográfico dedicado a mujeres gitanas, en el que sobran las palabras para contar sus historias. Las fotografías lo cuentan todo de sus vidas, según sus edades y circunstancias.
Su historia como fotógrafa comienza cuando, tras varias residencias de prácticas en Arles, en 2015 decide consagrarse a la fotografía y se matricula en la Escuela Nacional Superior de Fotografía, (ENSF) donde crea una primera serie de fotos sobre el tema de la resiliencia que titula “Sin Ilusión”. En 2016 se apunta al “24 Taller Internacional de Fotografía Masterclass” durante el cual se implica en un proyecto personal, “Dosta, memorias de mujeres romaníes”, que se expone en el Central Dupont Images en París.
Este trabajo habla de la discriminación y la exclusión. Dosta significa “Nunca jamás”. Ya en 2010 el Consejo de Europa y el UNAR (Unión Nacional de Antidiscriminación Racial) organizaron una campaña de Dosta para favorecer la eliminación de los estereotipos y prejuicios contra las comunidades romaníes. El pueblo romaní, venido de India, llegó a Europa en la Edad Media y hasta el día de hoy sigue demonizado. Este pueblo fue víctima de terribles persecuciones durante la segunda guerra mundial bajo el régimen de Vichy. Los fichaban mediante un carnet antropométrico obligatorio. Las autoridades procuraron su sedentarización y la eliminación de su cultura. Lo que pasa hoy en día no tiene comparación con el genocidio del pasado, pero las exclusiones siguen vigentes. Aún hoy hay familias y niños humillados. Eso sí, aquí, como en España y en toda Europa, la comunidad gitana es poseedora de una auténtica poesía y una alegría de vivir paradójica, teniendo en cuenta sus cuitas, pasadas y presentes.
Vanessa Gilles nos cuenta sus experiencias compartidas con mujeres gitanas indoeuropeas llegadas de todas partes. Durante el invierno que pasaron juntas, se descubrieron mutuamente. Algunas le confiaron sus silencios. En el mes de mayo, durante la peregrinación dedicada a Santa Sara, que reúne a las comunidades gitanas mundiales en las Saintes Maries de la Mer, encontró por azar entre quince mil personas a Esmeralda Romanez, una mujer manouche de 69 años. Un alma grande, un corazón valiente que combate las injusticias infligidas a los desprotegidos, decepcionados por toda una historia de engaños.
Dice Vanessa: “En agosto de 2016, durante una jornada pasada en su casa para tratar de hacer del mundo una poesía, ella decidió confiarme una memoria dramática, un testimonio de su tía Marie, enviada a varios campos de concentración en Francia durante la segunda guerra mundial. Este testimonio sobrecogedor y conmovedor, cuenta cómo ella ni siquiera pudo ver morir a sus hijos. Es una memoria para la juventud de hoy, a la par que un mensaje universal para la humanidad contra la barbarie, un mensaje de paz y de dignidad.
Este trabajo me ha permitido encontrar a mujeres como Esmeralda Romanez, que luchan por su dignidad con una fuerza increíble. Descubro en profundidad esta cultura matriarcal donde los niños son reyes, y donde su arte de vivir el instante presente es una filosofía poderosa. El pasado es un apoyo para comprender el mundo, el futuro no estamos seguros de que llegaremos a vivirlo. Del futuro no se habla. Se vive el instante presente, en el que solo debemos amarnos los unos a los otros. Lo que conmueve, de lo que me han transmitido estas mujeres, es el amor simple dentro de una ecuación compleja”.
Esmeralda Romanez es la presidenta de la Federación Europea de Mujeres Romaníes Viajeras. También es presidenta de la AMIDT, (Asociación de la Memoria del Internamiento y la Deportación Gitana). Su pensamiento queda expresado en una de sus frases preferidas: “Evolucionar no es traicionar”. Es autora del libro Los caminos del Arcoiris. Ella ha recorrido esos caminos desde la infancia, pasando frío, miedo, hambre. Pero aún así guarda buenos recuerdos de vivir en caravana con su familia, de su padre y abuelo músicos, de aquel estar prohibido prohibir, donde no se aprendía el respeto a los mayores, más bien se vivía en ese respeto. Lo que sí se aprendía era a adaptarse a cualquier situación. A los trece años la casaron con el hombre al que su padre la había destinado, aún antes de que ella naciera. Aprendió a leer cumplidos los veinte, al mismo tiempo que sus hijos mayores. Pero ahí nació su rebeldía, su determinación de no ser una mujer sumisa y así, costara lo que costase, primero aprendió a leer y escribir, luego a implicarse activamente en la lucha por la memoria de la deportación gitana durante la Segunda Guerra Mundial, hasta llegar a ser la mujer libre e instruida que es hoy en día, una voz escuchada en todos los foros europeos.
Vanessa Gilles expuso en 2017 distintas muestras de su trabajo con mujeres gitanas en la Galería Anne Clergue de Arles, en la Casa de las Mujeres de Bruselas, en el Festival de las Noches Fotográficas de Essaouira (Marruecos), y en Central Dupont Images de París. En 2018 y 2019, aparte de la muestra referenciada, ha expuesto en la Galería la Salamandra de Nimes, en el Museo de la Camarga en la exposición colectiva Maries, en la Galería La Fuente Oscura de Aix-en-Provence y en Roma, Arles 2. Y algunas más.