Está extendiéndose por toda Europa, las dos Américas, Australia, creando redes como telas de araña, cambiando sistemas convencionales por este sistema holístico de creación de proyectos relacionados con el amor a la Tierra, el respeto a la naturaleza. Es transformador a nivel personal, grupal, comunitario; está siendo adoptado por proyectos de formación, comunicación no violenta, creación, transición, ecoaldeas, permacultura, gestión de bosques, huertos comunitarios, -en realidad todo ello es transición. Está ya influyendo en la transformación hacia otro concepto de vida de buen número de núcleos sociales y su efecto es multiplicador.
Se llama Dragon Dreaming, está inspirado en la forma de vivir de una tribu aborigen australiana, los Noongar, concepto que fue adoptado por una pareja australiana, John y Vivian Croft no hace tantos años. Su desarrollo tiene mucho que ver con este final de etapa que estamos viviendo en un sistema que se ha demostrado como no sostenible, porque produce mucha infelicidad y sin duda no es divertido, razón ampliamente generadora de deseos de cambio hacia modos de vida y de relaciones más sanos y conscientes de lo que significa la salud de este planeta, más conscientes de lo que deben heredar los que vienen más tarde, más conscientes del amor en acción y del crecimiento personal a través de procesos interiores.
A nivel personal, grupal o comunitario, se empieza el día con un feed back de sueños, de clima en los sentimientos y experiencia de un nuevo ‘darse cuenta’ de algo que estaba ahí sin concienciar, o un nuevo aprendizaje. Son los momentos ‘Ajá!”, momentos de celebración íntima y compartida. Comenzando en un individuo, ¿cómo puede crecer cualquier sueño de un proyecto? Comunicándolo a quienes puedan estar interesados. Ahí ‘muere’ el sueño personal para transformarse en inteligencia colectiva. ¿Cómo ve, cómo sueña cada uno ese proyecto, qué puede aportar cada uno al mismo? Los aportes son siempre inclusivos, colaborativos. Los bloqueos y los opuestos son una ayuda positiva al proyecto.
De la ronda de sueños surgen los objetivos que una vez más aportan los miembros del equipo. En Dragon Dreaming no se discute, no se critica, no se desautoriza: se incluye. Del total de los objetivos aportados surgirá uno tan inclusivo que debe garantizar la realización de todos los demás.
Una vez definidos los objetivos hay que pasar a la acción, a la realización. ¿Qué y cuantas tareas necesita la realización del proyecto para llegar a su meta? Otra vez se van escribiendo todas las tareas necesarias para su consecución. La meta es el mapa del proyecto, llamado Karrabirtd, que en el lenguaje Noongar significa ‘tela de araña’, representado mediante círculos, cada uno con el nombre de la tarea, cada uno en la fase y momento que corresponda: Sueños, planificar, hacer y celebrar, en momento individual o entorno, teoría o práctica. Los círculos se unen mediante ‘líneas de canción’, una práctica ancestral de los aborígenes Noongar. Cada miembro del equipo va poniendo estas líneas que construyen el mapa final del proyecto, líneas de salida y llegada. Al final esta ‘tela de araña’ es el material para empezar a trabajar, que sobre la marcha puede modificarse en función de necesidades no previstas al principio.
En los proyectos convencionales normalmente se planifica y se hace. Se comienza con un brain storming, pero se trata de una estructura piramidal y al final cuenta la decisión del vértice superior de la pirámide. En Dragon Dreaming trabajamos con procesos circulares, colaborativos e inclusivos en una organización de ‘Centro vacío’. Ese centro vacío, es la fuente de energía que alimenta a la inteligencia colectiva consciente de que siempre puede haber alguien que lo haga mejor que otro; el ejemplo más notorio es el del soñador del proyecto que ‘muere’ para poder transformarse en esa inteligencia colectiva que va construyendo inclusivamente, fase a fase, un proyecto que nunca se contempla como un ‘ganar o perder’ sino como ‘ganar, ganar, ganar’.
Todo lo anterior no sería nada sin el crecimiento personal de todos mediante los procesos internos que van sucediéndose día a día. En esta metodología holística, los dragones son los miedos, las resistencias, las manifestaciones del ego, etc. Los procesos no luchan contra dragones, bailan con dragones, en un darse cuenta a niveles muy profundos de experiencia, los que son, como funcionan, limitan y perturban el crecimiento personal. Bailar con dragones es llegar a conocer su naturaleza, comportamiento, aprender a convivir con ellos sin permitir que dominen mentes, cuerpos, acciones ni emociones. Cuando se produce un momento no deseado se hace un Pinakari, palabra aborigen que significa una vuelta al proceso interior, inspirando y espirando conscientemente y regresar a la ecuanimidad. Tantas veces como alguien del equipo lo sienta o intuya como necesidad propia o común.
En la rueda de Dragon Dreaming, todo y todos son igualmente importantes, un no vale tanto como un sí, un euro vale igual que mil según el punto de equilibrio de cada uno. Hitos fundamentales son el amor en acción, la confianza absoluta en el equipo generada mediante las vivencias o baile con dragones, manifestadas en los feed back. Y por supuesto, si no es divertido no es sostenible.
Celebrar la consecución de cada fase es importantísimo: genera y contribuye al crecimiento de la confianza y complicidad en el equipo. En la fase final de Celebración, se puede celebrar de muchas maneras y de hecho se hace. Pero la celebración cumbre es la de la sabiduría acumulada que ha crecido en todos y cada uno de los miembros del equipo, que los sitúa en un punto mucho más consciente para la iniciación de otros proyectos.
Xabier, tienes razón, esto no es ni periodismo ni es científico. Y lo único que divulga es un sistema educativo que no ha demostrado su eficacia científicamente y que se basa en mentiras y media verdades.
Por ejemplo, a la hora de construir un proyecto a partir de un «sueño» (espero que se hable de forma simbólica), no se tiene en cuenta revisar la bibliografía para saber si es factible o no, si tiene sentido o no, si el objetivo que se persigue se puede alcanzar o no, mirando proyectos similares. Es decir, tanto «conocimiento colectivo» para al final, pasar de TODO conocimiento colectivo adquirido durante toda la historia de la humanidad y reducirlo a un conjunto de ¿niños?
Por cierto, ¿esto es un ejemplo?
«el ejemplo más notorio es el del soñador del proyecto que ‘muere’ para poder transformarse en esa inteligencia colectiva que va construyendo inclusivamente, fase a fase, un proyecto que nunca se contempla como un ‘ganar o perder’ sino como ‘ganar, ganar, ganar’»
Lo siento pero los ejemplos deben ser clarificadores, no con un lenguaje vago y sin sentido que puede tener muchas interpretaciones.
Y tanto hablar de los aborígenes de Australia y sus magníficos estilos de vida y educativos pero cuando los americanos e ingleses llegaron allí se agarraron a la occidentalización bastante rápido (por lo menos las tribus que tuvieron contacto). Incluyo llegaron más allá formando el Culto Cargo, un clarísimo «ejemplo» de pensamiento crítico y científico, de no querer lo que otros poseen y toda esa holística que tanto se habla pero que en la práctica no es así. Si les enseñáis igual, cuando lleguen a un centro comercial les pasará igual que a esos aborígenes, se volverán más capitalistas que los propios capitalistas.