Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 422 millones de personas viven con la enfermedad en el mundo y cada año fallecen cerca de 1,6 millones a causa de la diabetes mellitus. Alrededor del 14 % de la población española padece diabetes tipo 2, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Diabetes, y la cifra va en aumento por la mala alimentación. La diabetes mellitus es una enfermedad caracterizada por un alto nivel de glucosa en sangre como resultado de varias circunstancias, que hacen que el cuerpo no produzca insulina o no sepa usarla. La insulina ayuda a que las células conviertan la glucosa de los alimentos en energía. Si esta se acumula en sangre en vez de volver a las células, se producen serias complicaciones.
Mucha gente tiene prediabetes y lo ignora. Si por prediabetes se entiende un valor de glucosa en sangre por encima de 125 mg., la enfermedad podría regularse con tan solo cambiar los hábitos alimenticios con la reducción de los hidratos de carbono refinados.
Una persona diabética, normalmente, padece también obesidad como principal factor de riesgo, y su forma de entender la alimentación saludable pasa por la ingesta de un contenido alto en hidratos y bajo en proteínas, frutas y verduras. Con tan solo bajar la ingesta de pan blanco, pasta y arroz, una persona puede bajar los valores de glucosa en sangre. Tomar pasteles, dulces, bollería envasada o azúcar con el café a diario es un gesto que sí podemos eliminar sin que se vea alterada nuestra dieta.
Solicitar un análisis de glucemia en ayunas le dará la pista al médico de familia para que recomiende una dieta adecuada a su ejercicio y edad, de acuerdo con los parámetros que obtenga, y en relación a las enfermedades crónicas, si las padece, que tenga en ese momento.
Los síntomas más acusados normalmente son la micción continua, cansancio extremo y la boca seca. Algunos varones creen que tiene que ver con la próstata, que puede ser, pero en otros casos, padecen prediabetes y no les consta. Las mujeres, llegada la menopausia, incrementan su peso en un 5 % si no se cuidan y no hacen ejercicio alguno, lo que puede fomentar la diabetes aunque no la hayan padecido anteriormente. Si usted ha padecido diabetes gestacional, es posible que luego lo padezca en la edad madura y que sus hijos también pueden padecerla.
Esta enfermedad no es habitual en personas mayores. Los niños pueden padecer diabetes y presentar síntomas muy acusados sin que los padres lo noten: bebe con frecuencia, orina más de lo habitual, tiene mucha hambre, entumecimiento de pies o manos, heridas que no se curan, visión borrosa y adelgaza aunque come mucho. Los primeros síntomas son muy importantes en los niños, porque no se aprecian como tales.
La diabetes se divide en cinco subgrupos, que tienen muchas diferencias entre sí y responden a tipos genéticos distintos, incluida la edad en la que debutan y las variedades de riesgo y complicaciones asociadas, y no en dos como cree mucha gente. El organismo se vuelve resistente a la insulina (la hormona que produce el páncreas y que ayuda a nivelar los valores de glucosa en sangre) o bien porque no puede producir suficiente insulina.
La primera forma es la diabetes tipo 1, que se asocia a la juventud, llamada anteriormente diabetes juvenil. Se considera una enfermedad autoinmune, porque el páncreas no produce insulina, y normalmente se presenta en la infancia.
La segunda se caracteriza por una diabetes severa por deficiencia de insulina. Estos pacientes suelen ser jóvenes, tienen salud, pero dificultad para producir insulina. Normalmente tienen un fallo en las células beta, que son las que fabrican la insulina, y cuando son mayores pueden desarrollar una retinopatía diabética de repente.
El tercer grupo de diabéticos se asocia a la resistencia a la insulina, y quienes la sufren tienen sobrepeso y producen insulina, pero su cuerpo no responde a la hormona. Estos pacientes suelen terminar con diálisis y complicaciones renales agudas.
El cuarto grupo es la diabetes moderada, que está relacionada con la obesidad, pero metabólicamente serían parecidos a los del tercer grupo.
El quinto grupo de diabéticos son los moderados, relacionados con la edad. Muchos la padecen a partir de los 65 años de edad y que no suelen llevar una dieta adecuada.
Es importante resaltar que no existe cura para la diabetes, pero se puede llevar una vida totalmente normal si se quieren evitar las complicaciones derivadas de la misma.
Prevenirla es hacer un pequeño cambio del estilo de vida, que incluiría el abandono del tabaco, llevar la dieta adecuada, mantener el peso normal, y realizar actividad física de acuerdo con la edad. Las enfermedades derivadas de la diabetes son muy serias, porque suponen, bien un fallo renal, un derrame cerebral, ceguera causada por la retinopatía diabética y/o la amputación de las extremidades en casos agudos.
