Según los datos contenidos en un informe hecho público recientemente por el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, MNDM, de entre las más de 52 mil personas fallecidas sin identificar, el 60 por ciento yace en fosas comunes en cementerios públicos. Las autoridades no han podido, o no han querido informar, de dónde se encuentra el 22 por ciento de estas personas. Las restantes están en diversas instituciones, como los servicios forenses.
Estos datos ponen de relieve cómo el aumento de la violencia en los últimos quince años ha tenido un gran impacto en la sociedad, particularmente en materia de desapariciones forzadas y homicidios. Al mismo tiempo, se han agravado las limitaciones de los servicios forenses. Todo ello ha generado una afectación innegable en los derechos de las víctimas. El gobierno federal, especialmente desde la Secretaría de Gobernación, ha reconocido la existencia de una «emergencia forense» en el país y ha impulsado algunas medidas, pero, en general, su implementación es muy limitada.
Una de las medidas que ha logrado cierto avance es la creación del Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense (MEIF). Más allá de la instalación del MEIF, el informe expone una serie de recomendaciones para transformar los servicios forenses ordinarios del país.
Entre las medidas que apuntan se encuentran:
- expandir, mejorar y dotar de autonomía a los servicios forenses, especialmente a las áreas dedicadas a la identificación humana;
- actualizar el protocolo para el tratamiento de identificación forense, así como a aprobar protocolos técnicos en materia de arqueología, antropología, necropsia y odontología;
- crear el Banco Nacional de Datos Forenses, el Registro Nacional de Personas Fallecidas No Identificadas y No Reclamadas, y el Registro Nacional de Fosas Comunes y de Fosas Clandestinas;
- y eliminar la práctica, actualmente ilegal, de inhumar a personas no identificadas en fosas comunes colectivas.
Según el MNDM, el informe es el resultado «de lo que vivimos a diario en nuestras reuniones con fiscalías y servicios forenses. Si bien nuestra búsqueda es en vida, porque vivos se los llevaron y vivos los queremos, somos conscientes de que muchas personas desaparecidas tal vez ya no estén con vida».
Este informe va dedicado a todas las familias que buscan incansablemente a sus seres queridos con la esperanza de que regresen a casa de manera digna. La lucha y el deseo de encontrarles a todas y a todos seguirá siendo el motor para que nadie más viva la pena de tener a un ser querido desaparecido.
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