Según Randstad, la introducción de avances tecnológicos suele tener dos efectos directos en la actividad empresarial: por un lado, aumenta los beneficios económicos y, por otro, reduce la necesidad de ciertos puestos de trabajo, especialmente los de menos cualificación y de actividades rutinarias, informa Guadalupe Moreno de Statista.
Además, desde 2008, los mencionados tipos de empleo han sido los más perjudicados por la recesión económica.
Por otro lado, los trabajos dedicados a la tecnología punta no solo son mucho mas resistentes a las crisis sino que además serán más demandados con la creciente digitalización.
Como muestra esta infografía de Statista, España todavía tiene un largo camino que recorrer para adaptarse al nuevo modelo de crecimiento.
En casi la totalidad del país solo entre un 3 % y un 6,5 % de fuerza de trabajo se dedica a actividades de alta tecnología, con excepción de la Comunidad de Madrid (entre 13,5 % y 20,4 %), País Vasco, Cataluña, Aragón y La Rioja, según el Informe anual sobre la flexibilidad laboral y el empleo de la citada organización.
Los valores nacionales son los más bajos de Europa occidental.