Fernando Escobar: teórico del arte y con capacidad de hacer amigos

La Sala Don Sancho de Palencia es el marco de una exposición antológica del pintor Fernando Escobar (Lugo 1936), en la que se pueden contemplar 80 obras de diversos formatos entre óleos, dibujos y acuarelas.

Tan ingente obra, así como la implicación de muchos palentinos en la presentación de la exposición, el 1 de mayo de 2018, da idea del inmenso trabajo desarrollado por Escobar en Palencia como artista y como teórico del arte (profesor de varias generaciones de pintores y contertulio en medios audiovisuales), así como de su capacidad de hacer amigos de por vida.

Tal era el ambiente de la multitudinaria inauguración que tuvo lugar precisamente el día en que se celebra la Fiesta del Trabajo, con el pintor casi invisible rodeado de autoridades y amigos. Allí, entre discursos y poemas que corrieron a cargo de sus contertulios, se destacó la calidad de su trabajo de artista, pero sobre todo su calidad humana, dotado de una personalidad arrolladora, afable y discreta a la vez.

Unos y otros lo califican de persona culta y solidaria, amén de lo que es ya un lugar común en su biografía: Fernando Escobar es un excelente pintor que consigue plasmar en sus cuadros «el alma del Cerrato».

Pero Fernando Escobar no se conforma con retratar el entorno sino que, merced a sus viajes y a su imaginación creadora, también retrata el alma de personajes exóticos, recreándose particularmente en los niños y jóvenes de diversas razas, siguiéndolos en su evolución hasta convertirse en adultos. Mulatos y mulatas desfilan así ante los ojos del observador atento,  capturados por su pincel en instantáneas pictóricas de gran capacidad sugeridora.

Biografía de Fernando Escobar

Fernando Escobar nació en Lugo, donde su padre ejercía como ingeniero industrial. Cuando Fernando tenía ocho años, la familia regresa a Palencia, ya que su padre era palentino y su madre de Salamanca. En el colegio de los Hermanos Maristas de Palencia hace Fernando su bachillerato y asiste por las noches a la escuela de artes y oficios artísticos, siendo sus profesores don German Calvo y don Mariano Timó.

Ya en Madrid, inicia sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y asiste a prácticas de anatomía y dibujo al natural en el Círculo de Bellas Artes de dicha ciudad, pero deja sin terminar su licenciatura y, deseoso de conocer mundo, se va a Suiza en el año 1958. Allí trabaja como pintor artístico en el taller de un anticuario donde se recuperaba la decoración de muebles y fachadas del barroco suizo.

Su primera exposición centro-Europea la consigue en Burgdorf (Galeria Bertran), y allí conoce al arquitecto y marchante Max Peffaf, conocido en centros culturales y galerías de Centroeuropa. De su mano participa en quince exposiciones en diversas ciudades de Francia, Suiza, Alemania, Italia y Holanda. En 1964 regresa a España, donde ejerce como profesor en colegios y centros culturales dirigidos por la universidad popular.

Ha sido fundador del grupo Zaguán de pintura en la localidad palentina, primer grupo del que se tiene noticia escrita en Palencia. Fundador más tarde del grupo Mazarrón de pintura, de la fundación cultural Encuentros Palentinos, cofundador con Alberto Rodríguez del grupo cultural Muriel, que aún persiste después de 30 años y está siempre presente en la mayoría de las actividades culturales de Palencia y provincia, así como otras comunidades autónomas.

A lo largo de mucho tiempo, ha sido colaborador de TV Palencia desde la primera tertulia y debate, hace 16 años, hasta hoy.

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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